Por el P. Luis Gonzalo Mateo, cmf.

La Capilla Quien causa tanta alegría del Triángulo de la solidaridad, la barriada marginal acompañada por los misioneros claretianos de la Casa de Ejercicios terminó sus servicios este domingo 22 de Julio. Durante seis años sirvió como un centro movilizador de dignidad en este barrio empobrecido, ocupado en su mayoría por migrantes nicaragüenses y ahora por refugiados de ese mismo país que huyen de la represión. Este pequeño espacio, además de las celebraciones dominicales de la eucaristía y de la lectura popular de la biblia y las pastorales infantiles y juveniles, ha servido como un pulmón de aire limpio en el barrio. Una gran cantidad de grupos de adentro y de afuera han solicitado este espacio para reunirse y programar acciones en favor de la vida. La comunidad cristiana que se ha ido formando, primero se reunía en las casas cuando todavía no contábamos con una capilla. Ahora regresamos de nuevo a las casas imitando así a las primeras comunidades del Nuevo Testamento. La razón de esta salida es la construcción de una pista que atraviesa la comunidad y que es considerada por las autoridades del MOP un proyecto país. Ya han salido del barrio más de 120 familias porque las máquinas están a punto de entrar. En Costa Rica hay unos 309 barrios marginales que aquí llaman “precarios”. De esa cantidad tan grande solamente este barrio del Triángulo tiene el privilegio de la Sala IV que les beneficia con una solución de viviendas antes de dejar sus humildes e improvisados ranchitos. Eso se debe a la lucha de la misma comunidad. Acompañar esas situaciones humanas extremas, verdaderas periferias, es un privilegio, una gracia de Dios para nosotros como misioneros claretianos.