Por el Estudiante Hno. Henry Omar de Jesús Hernández, cmf.
No me imaginaba ni una pizca de lo que iba a ser esta experiencia, mis primeras impresiones de la Misión de Arizona fueron: alegría, ilusión. Mi primera tarea era visitar la mayoría de las 62 aldeas que forman la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar.
De inmediato, al estar cerca de la gente, escuchándoles, acompañarles, me hice consiente del deseo de salir adelante en medio de múltiples dificultades: violencia, corrupción, impunidad e inseguridades vitales, que tienen los hondureños. Ellos son gente buena, sencilla, amable, la gran mayoría son muy generosos. Todo esto contrasta con la agresividad y el desproporcional deseo de venganza que se encierra en muchos catrachos. En el fondo de todo hay un enorme deseo de superación, de salir de este tormento que acecha diariamente.
El pueblo hondureño sueña con mejorar su condición de vida, muchos jóvenes ven su horizonte en el estudio, el cual no está al alcance de todos, puesto que son enormes las dificultades y sacrificios que realiza una familia para proporcionar el estudio básico de algunos de sus miembros.
Como Claretianos de Centroamérica, la Provincia sueña, en crear una misión itinerante en Arizona, al estilo de la “colmena” que menciona Claret en Cuba. Un centro de formación claretiano lanzado hacia los extensos límites de Honduras y más allá.
La comunidad misionera claretiana de Arizona, ha jugado un papel preponderante en este año de misión, puesto que ha sido la que me ha acompañado en todo momento, moldeándome, corrigiéndome, confrontándome; una verdadera experiencia de vida fraterna.
Dios, a través de su Espíritu -que sopla por diferentes rumbos y situaciones- y el carisma claretiano, se pone en camino, valiéndose de todos los medios, y de los nuevos areópagos que se ensanchan desde la JPIC, aquí en Arizona. Se intenta seguir muy de cerca todos los planteamientos y disposiciones de nuestro PPVM.
Deseoso de responder a esta llamada personal y comunitaria que Dios me hace, y con la debida aprobación del Provincial P. Ismael Montero Toyos y su Consejo, me dispongo por la gracia de Dios, a renovar mis votos temporales en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, así como muchos otros claretianos de nuestra Provincia lo han hecho en esta misma fecha mariana.
Que María Santísima lleve a buen término lo que ella misma ha iniciado en mi vida y en esta bella Congregación Claretiana.