Por: Novicio José Armando Merino González.

15.11.2025
Santiago del Estero, Argentina

     El pasado mes de septiembre como parte de la experiencia del noviciado, los novicios fuimos distribuidos en dos pueblos al norte de Argentina, en la provincia de Santiago del Estero, cada equipo acompañado por un sacerdote integrante del equipo formativo. La experiencia en ambos pueblos compartía similitudes, pero también sus propios desafíos, donde todos teníamos la tarea de ir descubriendo lo que Dios iría marcando como camino durante esta experiencia. Teníamos como base el trabajo con niños, jóvenes y adultos, a quienes buscaríamos dar algunas luces sobre diferentes temáticas bíblicas, adaptadas a sus respectivos niveles.

     Durante la misión buscamos trabajar en misión compartida y no descuidar los momentos comunitarios de oración, comidas y dialogo fraterno, esto no solo nos ayudó a realizar la misión de forma exitosa, sino también a ser signo profético para los pueblos de vida en comunidad. Cada uno de los que realizábamos la misión buscábamos tener con todas las personas un trato cercano, respetuoso y atento que fuera capaz de transmitir el amor Dios, así como también, disponernos para servir a los demás con agrado y siempre de la mejor manera posible.

     En el contacto con el pueblo de Dios íbamos siendo testigos de sus luchas y dificultades, pero también descubrimos la fe, la esperanza y el amor que reside en cada, y se manifiesta de formas muy diversas y complementarias. La experiencia de misión nos brindó la oportunidad de seguir aprendiendo y creciendo al lado del pueblo, que es donde Dios muestra su rostro.