Por P. Félix de Lama, cmf.
Gunayala, Panamá
17.2.2025

     En 1903, Panamá se separa de Colombia. El nuevo gobierno panameño se preocupa por consolidar su frontera con Colombia, donde está el territorio guna, y donde no hay presencia del Estado. El gobierno piensa que la mejor manera de hacerlo es a través de la iglesia católica, enviando un misionero en 1906. En 1912, gana las elecciones el partido liberal y retira todo el apoyo a la Misión Católica que tiene que cerrar.

     En 1915, el gobierno liberal insiste en la consolidación de fronteras mediante la “civilización” del pueblo Guna. Para ello, introduce las escuelas y la policía. Para ser panameños, los gunas tenían que dejar de ser gunas: dejar su lengua, sus prácticas culturales y religiosas, las mujeres dejar sus molas, etc. El imponer todo esto a la fuerza generó tanta indignación que, en febrero de 1925, el pueblo se levantó matando a algunos policías, y provocando la huida de todos los demás. Este levantamiento provocó, muy pronto, el reconocimiento por ley de la Comarca de Gunayala y el inicio del proceso de construcción de la autonomía que hoy gozan los gunas. Este febrero de 2025, se celebran los 100 años de esta Revolución. Oportunidad para celebrar con alegría el acontecimiento, pero también para alentar la lucha por el reconocimiento de todos sus derechos.

     La comunidad claretiana de Gunayala celebra con alegría este centenario. Y agradece al pueblo guna el habernos recordado que el Espíritu de Dios no es propiedad de la iglesia, sino que sopla donde quiere y está presente en todos los pueblos y culturas. Un guna no necesita dejar de ser guna para ser cristiano. Por el contrario, debe vivir su fe enraizada en la historia, cultura y espiritualidad de su pueblo.