Por Manuel Enrique Sánchez Castro, cmf.
San Pedro Sula, Honduras
23-9-24

     Desde hace ya varios años, en San Pedro Sula, Honduras, los Misioneros Claretianos estamos acompañando un proyecto de animación bíblica al que hemos llamado Escuelas de la Palabra.

Se trata de un servicio misionero que promueve la formación bíblica para los agentes de pastoral laicos, tales como Catequistas, Delegados de la Palabra, Encargados de CEBs y Animadores de Grupos Juveniles. El proyecto ha logrado acompañar itinerarios comunes de fe basados en la Palabra de Dios que han dado como resultado pequeñas comunidades de vida y misión en torno a la Escritura.

Por medio de este proyecto los Misioneros Claretianos trabajamos, además de la Animación Bíblica, otras dos de nuestras más queridas prioridades: la Misión Compartida y la Formación de Agentes de Pastoral.

     Las Escuelas Bíblicas de San Pedro Sula, se están acompañando en las dos parroquias Claretianas en que tenemos presencia: la Parroquia San Antonio María Claret y la Parroquia del Inmaculado Corazón de María. Ambas se localizan en una de las zonas periféricas de San Pedro Sula con más alto índice de violencia y pobreza.

Las Escuelas de la Palabra son un espacio de capacitación en temas teológicos, bíblicos y pastorales que han ido logrando, poco a poco, dar a nuestra gente sentido de identidad eclesial y espíritu de solidaridad ante los problemas sociales que aquejan a gran parte de las familias del sector. En ellas también se ha logrado fortalecer los proyectos de defensa por la vida desde una inserción más madura y responsable en la comunidad eclesial. Un ejemplo de ello es la Marcha por la Vida y la Paz que cada año se realiza para gritar a la sociedad civil que los profundos anhelos de justicia e igualdad que tienen nuestras familias ―cada vez más empobrecidas y divididas por el narcotráfico―, solo podrán realizarse cuando la violencia de la zona sea erradicada.

     Gracias a los Animadores Bíblicos que reúnen quincenalmente a los grupos se ha logrado ejercitarlos en la escucha de la voz de Dios desde el texto y desde la realidad y, de este modo, crecer en el compromiso y la capacidad de celebrar comunitariamente la presencia de Dios en medio de sus comunidades. Los animadores reciben formación permanentemente y, además, se lleva a cabo un Encuentro Anual con todos los miembros de las Escuelas, incluyendo las que se acompañan en Arizona (Atlántida) para profundizar sobre temas de interés común.

El encuentro con el Dios de la Vida, Padre y Madre de aquellos que tienen la vida más amenazada, ha ayudado a los participantes a un compromiso mayor en el tema del cuidado de la Casa Común.