Por: P. Jeremías Lemus, cmf
Tegucigalpa, Honduras. 25-03-23

Una multitud de fieles se hizo presente en la Basílica de Suyapa en Tegucigalpa, para ser testigos y acompañar a Monseñor Vicente Nácher, en su ordenación episcopal, tras ser nombrado como arzobispo de Tegucigalpa. Se hizo presente toda la conferencia episcopal de Honduras y algunos otros obispos del área Centroamericana.

Como signo de comunión, gran parte de los sacerdotes de la arquidiócesis de San Pedro Sula, de la que fue parte durante muchos años, también estuvieron ahí. Entre ellos, el hoy emérito, Monseñor Ángel Garachana y los claretianos de la comunidad de San Pedro Sula.

Homilía y motivación
En sus palabras el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, ha agradecido a la Congregación de la Misión que, en su historia de generosidad en Honduras, ha ofrecido siete obispos. Agradeció al cardenal Rosa Chávez, a la representación del gobierno de la República y los poderes del Estado.

En la Homilía resaltó el hágase en mí de María, que fue un sí de compromiso y riesgo. A ella le dice Dios, no temas. Hay dificultades pero no serían razón para decir no. María no pretende un seguro de vida, lo arriesga todo con su sí por el deseo de servir.

Hoy el sí de María sigue haciendo eco en la respuesta de monseñor Vicente Nácher, para cumplir la misión de Dios.

Su trabajo será en una Iglesia sinodal, misionera, para ser influencer de Dios por todos los pueblos del territorio de esta Iglesia.

Dios, que se ha comprometido con su pueblo a darle pastores, de entre muchos discípulos, eligió a doce, y hoy la Iglesia sigue eligiendo y ungiendo a los nuevos pastores. Por las manos y las plegarias, Dios consagra para que el elegido sea de Dios de modo exclusivo.

El obispo ha de anunciar la palabra de Dios y denunciar los males. La alianza con Dios se significa con el anillo, de la que ha de dar cuenta con la fidelidad.

El nuevo arzobispo se dirige a los presentes
El nuevo arzobispo agradeció a toda la gente que le ha ofrecido sus felicitaciones, a su familia presente, su congregación, y a la gente de San Pedro Sula que dijeron, estaremos y sí están. Palabras especiales de cariño a Monseñor Ángel y a la gente de La Mosquitia a quienes les saludó en su lengua propia, miskita. Agradeció a su predecesor cardenal Rodríguez, como a los obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosas y pueblo de Dios. A todos quienes no están físicamente y están pendientes.

Finalizó diciendo que, muchas cosas no están en nuestras manos, pero si están nuestras manos para hacer muchas cosas para mejorar.
Un guiño auditivo que pudo pasar desapercibido fue una parte de la canción de Carlos Mejía Godoy, Oración por los sacerdotes.