Por: P. Freddy Cabrera V.
San José, Costa Rica
20.3.2024

«En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí.
Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación» (2Cor 6, 2).

         La Casa de Ejercicios Espirituales fue creada como un lugar para el encuentro: con Dios, con los demás y con uno mismo. Y el retiro de Cuaresma se realizó pensando en quienes peregrinando en la cuaresma buscaban tener un encuentro más prolongado con Jesús.

Quien cuida su cuerpo, cuida su espíritu y viceversa; aunque esto parece obvio, no siempre lo llegamos a tener claro. En medio de las preocupaciones personales y familiares, regalarte esa oportunidad puede animarte y fortalecerte.

Recibimos la invitación a desconectarnos para conectar con Dios. Haciendo un repaso de las catequesis de los cuatro domingos de cuaresma, fijándonos en los lugares a los que fuimos conducidos por el mismo Jesús: al desierto, para vencer las tentaciones; a la montaña, para transfigurarnos; al templo, para cuidar de la vida; y a la cruz, como espacio para la reconciliación.

Nos acompañaba la pregunta: ¿Qué he hecho por ti mi Jesús crucificado? Al experimentar nuestras propias cuaresmas con los problemas, los cansancios, los rencores, las incomprensiones, las enfermedades y la soledad, somos llevados como Jesús a vernos inmersos en noches de agonía. Pero es un alivio saber que no estamos solos y que todo lo que hacemos o vivimos por amor da su fruto. Invitados a no dejarnos ganar por el egoísmo o la comodidad, como Jesús abrazamos nuestra propia cruz esperando engendrar vida.

Hacer un alto, silenciarte, ser consciente de lo que te habita, orar pausadamente, compartir con la comunidad, celebrar tu fe con humildad y sencillez, te regalan no sólo el reconocimiento de tus límites, sino la posibilidad de experimentar la gracia y el consuelo de Dios.

Sigamos suscitando encuentros que nos permitan oxigenar la vida.