Queridos hermanos:

Ya estamos en la bajada del monte. Lo hacemos con Jesús. Y Él nos enseña lo que tenemos qué contar y cómo hacerlo.

Lunes 19 y martes 20 los hemos dedicado a asuntos de importancia. Son muchas las tareas que nos quedan a todos para la animación de nuestra vida misionera.

Pero quiero contarles mi impresión del fin de semana.

El sábado 17 celebramos los 25 años de nuestra presencia en Sri Lanka. Lo hicimos en Negombo, lugar costero de más presencia cristiana; antiguo asentamiento portugués. Contando al Cardenal, cuatro Obispos nos acompañaron con su presencia. La comida, en nuestra casa formativa. La cena, en un lugar turístico al lado de la playa, invitados por una familia benefactora. Fue un momento de alegría y convivencia, canciones y danzas, de expresión de las culturas del país y de la fraternidad.

El domingo, día 18, visitamos varios templos budistas por el camino de ida y de vuelta a VAROD, al norte del país. VAROD son las iniciales de un proyecto de acogida y acompañamiento a víctimas de los 30 años de guerra impulsado por los claretianos. Por whatsapp mandé unas fotos el otro día.

Fue impresionante ver a los pequeños, víctimas de la violencia, representándonos su vivencia y su esperanza, entre danzas y dramatizaciones. Con ellos tuvimos la Eucaristía y el almuerzo.

A la ida visitamos en Sigiriya el árbol bajo el que Buda alcanzó la iluminación. Lleno de gente en peregrinación, con ofrendas y en oración. Mandaré alguna foto por whatsapp. También de Dambulla, donde, ya de noche, pudimos pasmarnos ante el enorme Buda dorado.

En fin, no me puedo quejar. Esto está siendo inolvidable.

Acabo de recibir la noticia de la muerte de un tío en España. Pude visitarlo con Vidal y Jeremías hace un año en el norte, en Portillo, en Santander. Agustín es su nombre, padre de 14 hijos. Nuestra oración.

Un abrazo a todos:

Ismael Montero Toyos, cmf