Por: Gloria N. Delgado
Ciudad de Panamá, Panamá
20-9-2025

     La vida espiritual es un camino en constante crecimiento y renovación. En este proceso, los talleres de Lectio Divina han representado una experiencia profunda y transformadora, que me ha permitido acercarme de manera más íntima a la Palabra de Dios y descubrir nuevas formas de relacionarme con Él.

Antes de iniciar los talleres, mi vida espiritual se sostenía principalmente en la participación de la Eucaristía y en algunos momentos de oración personal. Puedo decir que estos espacios eran significativos, sin embargo, sentía la necesidad de un encuentro más cercano con la Escritura y de una manera de vivir la fe en comunidad.

La experiencia en los talleres me ha marcado de manera especial, sobre todo por el compartir de la Palabra en comunidad; servir mejor, vivir mejor. Poder escuchar la reflexión de cada participante me ha permitido comprender que la Palabra de Dios toca la vida de cada persona de manera distinta, pero siempre con un mensaje personal y actual. Este diálogo fraterno ha enriquecido mi visión de la fe y me ha motivado a abrirme a nuevas perspectivas.

     Me siento muy agradecida con Dios y por la iniciativa del Santuario Nacional, de formar este Taller de Lectio Divina que ha trasformado mi vida espiritual, porque he aprendido a amar las Escrituras, a relacionarlas con mi vida, con la de mis seres queridos y con la de mi comunidad, la Palabra se vuelve viva y eficaz. Además, los talleres me han impulsado a profundizar más en la Biblia, buscando conexiones entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, lo que ha fortalecido mi comprensión de la historia de la salvación y su aplicación práctica en el presente.

Puedo decir que, de esta experiencia he obtenido varios frutos, principalmente:

1. Una renovación creciente por la Palabra de Dios.
2. El deseo de vivir y encarnar las Escrituras en la vida cotidiana.
3. Que la Biblia no es solo un texto sagrado, sino un camino de vida orientada a cada decisión y relación.
4. Compartir mi fe en comunidad, dejándome enriquecer por otros y dando algo a los demás.
5. Orar y pedir la guía del Espíritu Santo, al estudiar las escrituras, para la mejor comprensión y aplicación de la Palabra de Dios.

Finalmente, puedo decir que los talleres de Lectio Divina han sido un regalo en mi camino espiritual, porque me han permitido descubrir la profundidad y actualidad de la Palabra de Dios. Hoy puedo afirmar que mi vida espiritual se ha fortalecido y transformado, al aprender no solo a leer la Escritura, sino a escucharla, meditarla, orarla, vivirla y hacerla parte de mi vida diaria.

Prov. 30, 5: Toda Palabra de Dios es acrisolada; Él es escudo para quienes en Él se refugian.