Por: E. Guillermo Sánchez, cmf.

El Salvador
25.6.2025

    “Nosotros, como María, como Hijos de su Corazón,
queremos acoger y meditar la Palabra en nuestro corazón y proclamarla con pasión”.

     Desde el Teologado claretiano de Centroamérica nos unimos a esta gran fiesta congregacional en honor al Inmaculado Corazón de María. Un momento especial para reforzar su presencia en nuestros procesos formativos, como madre y formadora. Nuestra fragua es el Corazón de María, es ella quien nos acoge en su corazón maternal y va moldeando nuestra vida para lanzarnos a la misión; para esto nos formamos, para estar disponibles allí donde la Iglesia y la Congregación nos necesiten.

     Como formandos de teología soñamos con ir a la misión, acompañar los procesos de fe de cada pueblo, entregar lo mejor de cada uno y colaborar a cada cultura en la construcción del Reino de Dios. Este anhelo nos lleva a vivir en constante fragua en el Corazón de María, ella supo atesorar la Palabra de Dios en el corazón y proclamarla con pasión.

Nuestra consagración como hijos del Corazón de María consiste en entregarnos dócilmente al proceso formativo, para que ella forme en nosotros a Jesús, “el Hijo y enviado del Padre”, aquel que anunció la Buena Nueva del Reino. María nos enseña a guardar y meditar en el corazón la Palabra de Dios y nos invita a transformarnos en “Evangelio de Dios”; por tanto, nuestra vida se eleva en plegaria hacia nuestra Madre, cada día: “Madre, aquí tienes a tu hijo. Fórmame. Madre, aquí tienes a tu hijo. Envíame. Madre, aquí tienes a tu hijo. Habla por mí. Ama por mí”.

     Feliz Fiesta del Corazón de María, hermanos Claretianos. Que María, nuestra Madre, nos acompañe en la misión de extender por todo el mundo el Reino de Dios.