Por: P. Jeremías Lemus, cmf.
San Pedro Sula, Honduras
27-3-25

     La historia da cuenta de la tarea de las mujeres en la tarea evangelizadora. El misterio más grande de nuestra fe, la Resurrección, les fue confiada a ellas cuando todavía estaba oscuro. Algunas mujeres fueron muy cercanas a Jesús y le siguieron hasta su muerte.

En tiempos posteriores muchas mujeres han destacado en tareas evangelizadoras con identidades de consagradas y en el ámbito laical en pastorales y ministerios, delegadas de la Palabra, catequistas, animadoras de grupos pastorales, en la enseñanza, servicio asistencial, etc., y algunas han dado testimonio con su vida martirial. Por su identidad femenina delicada y abnegada han contribuido a mejorar las condiciones de muchas personas sobre todo en contextos de pobreza y opresión. Así pues, se convierten en una fuerza de cambio y esperanza.

     Particularmente en Honduras, el protagonismo de las mujeres en la tarea evangelizadora es importante por su liderazgo y servicio (catequistas, coordinaciones, misioneras laicas) en la Iglesia, en las comunidades y familias. Son protagonistas en la transmisión de la fe en el ámbito doméstico y en la promoción de la fe en grupos, círculos de reflexión, etc. Muchas mujeres, además, combinan sus tareas evangelizadoras con tareas sociales y de promoción y defensa de los derechos humanos.

Con toda la admiración y el agradecimiento a su labor, el desafío sigue vigente. Hay muchas experiencias de marginación que debemos superar para acercarnos al ideal de la familia y comunidad creyente en Jesús.

Un último recuerdo para el P. Cruz Ripa, cmf, quien después de muchos años de misión en Honduras, murió en esta tierra y este año cumple 25 años de haber entregado su vida al Padre. Entre tantas tareas tuvo especial dedicación al acompañamiento de La Legión de María, donde fundamentalmente son mujeres las que son parte de esta experiencia mariana de fe.