Los grandes hombres y mujeres que forjaron, en nombre de Dios, el pasado y presente carnal y la trascendentalidad futura

Por: Donaciano Alarcón, cmf
Ciudad de Guatemala
18-11-2024

     La veneración de los santos y santas tiene, en la historia de la Iglesia, como punto de partida el siglo II, al aumentar los mártires, fruto de las persecuciones romanas. Comenzaron a verse como signos de motivación e imitación para aquellos que se convertían al cristianismo. Al principio, Roma lo celebraba el 13 de mayo, sin embargo, en Irlanda e Inglaterra lo hacían el 1 de noviembre, desde el siglo VIII. Todo el orbe cristiano, terminará por adoptar la última fecha dicha, a partir del siglo IX. Un dato curioso es que a finales del año 1000 había excesos en la veneración de los santos y adquisición de reliquias, lo que obligó a idear un proceso de canonización y comprobación de milagros.

El Concilio Vaticano II, dice que la Santidad es un don universal que se vive en unión con Cristo y practicando la caridad (LG.39-42). Para el papa Francisco, los Santos y Santas, son nuestros hermanos y hermanas mayores (Ángelus del I nov. De 2023). Claret cita a San Agustín haciendo la pregunta: ¿Tú no serás como estos y estas? (Aut.226). Jesús en Mateo, les llama bienaventurados (Mt 5,1-12). En Lucas, son la levadura en tres medidas de harina, hasta que todo fermente (Lc.13,18-21).

     En la actualidad hablar de santidad universal, es complejo, por la multiplicidad de cosmovisiones religiosas. Lo mencionado arriba, dimana de la doctrina oficial de la Iglesia, sin embargo, el concepto está destinado a ampliarse. El mundo necesita de buenos hombres y mujeres que velen por el bien común, que promuevan la fraternidad (Fratelli Tutti), que sean custodios de la casa común, promotores de la paz, la justicia y la solidaridad. Ellos y ellas, no tienen que ser necesariamente cristianos, sino seres humanos buenos, conectados intercultural e interreligiosamente. Esta relación, que debe ser universal, es la que puede garantizar la plenitud del ser humano, aquí, en la carnalidad presente y en la Trascendentalidad futura de cada individuo,

Es importante reconocer que el mensaje de Jesús es interreligioso e intercultural, sobre todo, si tomamos en cuenta los textos evangélicos arriba citados. Por eso hoy, es necesario una estrategia pastoral que permita “descodificar religiosamente” la propuesta de Jesús, para que cualquier ser humano tenga acceso a ella y descubra que no es ideológica, sino universal.

Entre hombres y hombres no hay diferencia. La superioridad consiste en aprovechar las lecciones de la experiencia. Tucídides