P. PABLO ANTÓN VARA, CMF
23 de mayo de 1940 – 9 de junio de 2024

     El Padre Pablo fue hijo de Ignacio y Tomasa, nació el 23 de mayo de 1940 en Abejera de Tabarra, Zamora en España. Diócesis de Astorga. Como hijo de labradores, quienes le inculcaron la fe y la recta vida moral, se dedicó a las tareas del campo y la escuela. Ingresó con trece años al Postulantado en Beire. Realiza su primera profesión en Ciudad Real el 15 de agosto de 1959.

Es ordenado sacerdote el 29 de junio de 1967; y un mes después es destinado a Segovia ese mismo año, dedicándose a la enseñanza. En julio de 1969 llega a la comunidad de la Catedral de Colón, Sede del Vicariato Apostólico de Darién; para ese entonces la provincia civil de Colón y la comarca de Guna Yala, se hallaban bajo la dirección de los claretianos de la Provincia de Castilla. En esta se dedica a las tareas pastorales parroquiales y misioneras por la región. En diciembre de 1973, con excelentes calificaciones, obtiene su título de Profesor de Religión por la Universidad Santa María La Antigua de Panamá.

En febrero de 1975 pasa a la Parroquia del Carmen, en la misma ciudad, desde donde se proyecta hacia los pueblos de la Transístmica y la extensa Costa Arriba, encargándose del Santuario del Cristo Negro de Portobelo, en donde ejerció, además de una muy organizada tarea evangelizadora, una excelente organización de la pastoral y la economía del templo. En agosto de 1986, es nombrado rector del Seminario Menor de Colón, que había sido fundado por Mons. Carlos María Áriz, cmf., desarrollado responsablemente su misión hasta septiembre de 1992 que es trasladado a la comunidad Escobal, para llevar adelante la tarea evangelizadora en la Costa Debajo de Colón.

Con la reorganización habida a raíz de la integración de la Provincia de Centroamérica, es incardinado a la misma el 18 de noviembre de 1994, por el entonces Padre General, Aquilino Bocos.

Es destinado a la Parroquia Guadalupe/Corazón de María en Managua, Nicaragua, en donde se manifestó muy cercano al Pueblo de Dios y a sus necesidades, de la misma manera que lo hiciera con nuestros estudiantes, con quienes compartían los padres de la parroquia para ese entonces la casa cural de la comunidad; todo lo anterior para los años 2000.

Fue también destinado a la casa de retiros de Centro Claret en ciudad Guatemala, dándole nuevos bríos, tanto materiales, como de orden espiritual, debido a su disciplinado trabajo como ecónomo y misionero.

Sus últimos años los pasó entre el Colegio Claretiano de Heredia, en Costa Rica, en donde se lució renovando la infraestructura y construyendo nuevas aulas, según las perentorias necesidades del platel, para ese entonces; y la Casa de Ejercicios Espirituales en San José del mimo país, en esta última posición también se desempeñó con ahínco, pero sus fuerzas fueron mermando a causa de las afecciones que padecía en el corazón, ya de tiempo atrás.

Desde el mes de mayo del año en curso, que tuvo un triste episodio de hemorragia, comenzó a decaer su estado de salud, y así cuatro meses que los vivió con paciencia y dejándose atender por sus compañeros de comunidad y los galenos que le estuvieron siempre cerca.

Disfruta el cielo siervo fiel y cumplidor, lo tienes merecido; fuiste el hombre prudente y gentil, hermano cercano y solidario. María te tenga en su Corazón.