Vigilia de un pueblo en salida
Por el P. Luis Gonzalo Mateo, cmf.
Las iglesias evangélicas y la católica en su afán por acompañar el pueblo del Triángulo de Solidaridad en su situación de salida, especialmente de las 190 familias, incluida la capilla católica, que el día 15 de Diciembre habrán tenido que retirar sus humildes materiales de construcción para dejar el área libre a los diseñadores del paso elevado de la carretera en proyecto, han organizado vigilias de oración y escucha de la Palabra para vivir este tiempo de desierto programando su nueva vida y para que la comunidad nacional sepa que somos familias dignas, luchadoras, necesitadas de una vivienda habitable y que no deben tener miedo de acogernos en los nuevos territorios donde emigremos.
La misma capilla católica dedicada “a la que causa tanta alegría” está entre las pequeñas edificaciones destinadas a salir, a migrar, a levantar la carpa y buscar otro lugar, en esta fecha: 15 de Diciembre. Estas familias ahora viven un desierto de incertidumbres, miedos, y angustias. Pero en esos barrios estigmatizados y considerados sospechosos suceden milagros portentosos; como que la presencia de Jesús, marginado, migrante, inventa cosas. Una de ellas es esta serie de vigilias ecuménicas para acompañar en la salida durante estos meses de desierto. Y qué respuestas encuentra Jesús en esa situación, tan edificantes como la solidaridad de la Parroquia de Tibás, con su acompañamiento sicológico con profesionales que van a impartir talleres especialmente dirigidos a personas en situaciones como estas. Esta Parroquia de San Juan de Tibás ha sellado un pacto con este Barrio humilde con diferentes actividades que agradecemos con toda el alma.
La primera vigilia estaba programada para celebrarse la noche del sábado 20 de Septiembre en la capilla católica. Dicha celebración fue animada por las iglesias Monte de Sión, con la Pastora Ma. Auxiliadora y la comunidad católica.
Como textos bíblicos se escogieron el Éxodo (3,16-20) y Lucas (4,14-22). Fue grande la participación. No había espacio suficiente en la capilla católica y como signo de que vivimos en salida tuvimos que trasladarnos a la Iglesia Evangélica Monte de Sión, que cuenta con mucho más espacio.
Allí vimos que es Dios quien manda salir. Es Yahvé. El-con-nosotros, El que sale con nosotros, El que nos acompañará por el desierto. Es un Dios que conoce la situación de esclavos de Egipto y del precario del Triángulo: “Se ha dado cuenta de lo que les han hecho” (v.16) Ha tomado una decisión firme de sacarnos de Egipto, en este caso del Triángulo.
Salir es dejar la propia tierra, la casita, el ranchito, tal vez el trabajo por irse muy lejos. Pero ya el pueblo del Triángulo tiene experiencia del salir. Ya dejaron su patria Nicaragua, ahora es otra salida. Es gente que sale, que emigra, sin casa definitiva, siempre improvisando de nuevo la vida. Vimos también que hay algo que se lleva dentro al salir. Hay una voz, un grito, una fe, una espiritualidad, un sueño, hay una voz de Dios que dice: “Sal de esta situación”. Hay un sueño de construir algo nuevo. Nueva tierra, nueva vivienda, nueva convivencia humana con los y las vecinas. A Abraham le dijo: “Haré de ti un gran pueblo”. A la gente del Éxodo les dice: “Te daré una tierra que mana leche y miel” (v. 17). ¿Qué nos dice a nosotros?
Nos dimos cuenta de que esta situación supone ruptura, salir, llegar, construir algo nuevo, pero pasando primero por un desierto: un tiempo de renovación de la mente, para dejar atrás las mentiras de Egipto, las mentiras y los problemas del Triángulo. ¡Fuera droga, fuera violencia, fuera basura por las calles, fuera maltrato a la niñez, fuera conflicto entre vecinos! ¡Vamos a una tierra nueva!
La salida tiene problemas, un Faraón que se opone, pero Dios extenderá su mano poderosa. Hay problemas en la salida del Triángulo. Lugares donde la gente no quiere a los del Triángulo por ser de un precario, por ser nicaragüenses. Hay campañas contra su llegada. Hay vecinos que quieren que se vayan cuanto antes. Pero nosotros, nosotras, somos gente digna y con estas vigilias queremos comunicarlo al país. Somos conscientes de que al salir debemos construir una nueva identidad. En el viaje, en la salida, en el Éxodo se forja una nueva identidad. La gente del Triángulo en la salida vamos adquiriendo una nueva identidad. Esta vigilia ecuménica forma parte de la nueva identidad. ¡Iglesias unidas en favor de la vida! Surge la hospitalidad. Surge la solidaridad, surge un código nuevo de vida y de conducta. Ese código tenemos que irlo creando en nuestras iglesias. Cada vigilia debe ser una clausula concreta de ese código nuevo de vida que llevamos adentro en el corazón y queremos construirlo en la nueva barriada donde vamos a peregrinar.