Por: P. Javier Hernández Q., cmf
San José, Costa Rica
22-9-2025
La XII Reunión Regional de Obispos y Agentes de Pastoral de Movilidad Humana de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe, fue un verdadero kairós: un tiempo de gracia en el que como Iglesia discernimos, a la luz del Evangelio y de los clamores de los pueblos migrantes; caminos de esperanza en medio de una realidad marcada por la exclusión y la deshumanización.
Mons. Daniel Francisco Blanco, obispo auxiliar de la arquidiócesis de San José, en su mensaje inicial, recordó los más de diez años de este espacio fraterno, nacido en la frontera sur de México y el norte de Centroamérica, y hoy fortalecido con la participación de representantes de todo el continente. Su llamado fue claro y desafiante: “Posiblemente nuestro talante profético no se ha hecho sentir como corresponde; es hora de buscar nuevos caminos, nuevos métodos, nuevas estructuras”.
El programa del encuentro combinó oración, reflexión, análisis y fraternidad. Cada país presentó las particularidades de la realidad migratoria que enfrenta: políticas de expulsión y persecución cada vez más duras, flujos humanos más vulnerables, mujeres y niños desprotegidos, pueblos originarios que claman justicia. La riqueza de las intervenciones evidenció que en cada migrante se hace presente Cristo que camina con su pueblo.
Momentos claves marcaron el discernimiento: la lectura de contexto de Abelardo Morales, la iluminación teológica del Cardenal Baggio sobre el papel del obispo frente a los nuevos desafíos, la reflexión espiritual de Dylan Corbett sobre la justicia como camino de santidad en América, y el diálogo sobre ecología y migración a diez años de Laudato Si’. Todo ello condujo a consensuar que la Iglesia no puede conformarse con estructuras ya dadas, sino que debe atreverse a echar vino nuevo en odres nuevos.

La fraternidad se vivió intensamente en la mesa compartida con migrantes y pueblos originarios, en las celebraciones litúrgicas y en los gestos de solidaridad entre países. Fue un testimonio vivo de una Iglesia que acoge, acompaña, denuncia y siembra esperanza.
Nuestra participación en esta reunión reafirma que la misión claretiana está profundamente vinculada al clamor de la movilidad humana y al compromiso de ser una Iglesia en salida.
Acuerdos más relevantes
El encuentro definió compromisos concretos que orientarán el caminar de la pastoral regional:
1. Formación integral: diseñar un programa piloto de formación en movilidad humana para seminarios y centros de formación, bajo la responsabilidad de Mons. Carlos Alberto Santos.
2. Comunicación y sensibilización: lanzar una estrategia de comunicación inspirada en la carta pastoral “Lo vio, se acercó y lo cuidó”, que promueva una narrativa positiva sobre la migración y fortalezca la plataforma digital y el sitio web regional. Responsables: Mons. Daniel Blanco y Mons. Eugenio Lira.
3. Derechos humanos: desarrollar un plan de reflexión y formación sobre la integralidad de los derechos humanos desde la perspectiva de la Iglesia, con un equipo de trabajo específico.
4. Sostenibilidad pastoral: asegurar recursos financieros, atención integral a migrantes y agentes, involucramiento de comunidades y acompañamiento a donantes, así como formar nuevas generaciones de agentes pastorales.
5. Coordinación regional: fortalecer al Observatorio Socio Pastoral de Movilidad Humana de Mesoamérica y el Caribe (OSMECA) como instancia de seguimiento de los acuerdos y como espacio oficial de comunicación.
Una Iglesia en salida. En el contexto del Jubileo de la Esperanza, la reunión concluyó con un fuerte llamado a ser Iglesia en salida, audaz y creativa, capaz de responder hoy –y no mañana– a los desafíos de la movilidad humana. “Si hay un lugar en el mundo donde se debe transpirar esperanza es en nuestras Iglesias locales”.
Esta XII Reunión Regional no fue solo una cita de trabajo, sino un signo profético: un anuncio de que los migrantes no son amenaza, sino misioneros de esperanza. La Iglesia reafirma su compromiso de acompañar, denunciar y anunciar que Dios camina con su pueblo migrante, y que en ese camino los claretianos, desde nuestra misión, queremos seguir ofreciendo hospitalidad, cercanía y profecía.