Por: Donaciano Alarcón, cmf
Ciudad de Guatemala
22.04.2025
Según la Resolución No. ACP-JD-RM 25-1542 de la Junta Directiva del Canal de Panamá, se aprobaron recursos para la construcción de un nuevo lago en el tramo medio de la cuenca del Río Indio, en la costa atlántica de Panamá, con el objetivo de reservar o ampliar las posibilidades de mayor producto hídrico, en la búsqueda del mejor funcionamiento del paso interoceánico.
La Corte Suprema de Justicia de Panamá, declaró inconstitucional la ley 20 de 2006 (17 de junio de 2024), reestableciendo la vigencia de la ley 44 de 1999 donde se ratifican los límites originales de la cuenca hidrográfica del canal, incluyendo el Río Indio, con la finalidad de embalsarlo. Entre algunos de los objetivos que se mencionan, como fin de tales leyes, está el abastecimiento de agua potable para el 50% de los panameños. También, aseguran estudios previos sobre el impacto ambiental, sin embargo, no se toma en cuenta el impacto humano por el simple hecho de no consultar a los que viven en áreas aledañas a dicho proyecto.
La manipulación arbitraria de los recursos naturales puede tener consecuencias funestas, pese a los supuestos beneficios. Mencionamos alguno de los efectos dañinos: alteración del ecosistema, desplazamiento de comunidades y el cambio de la calidad del agua.
No estamos en contra del progreso, si el mismo está encaminado a beneficiar a todos sin dañar a nadie, incluyendo nuestra casa común. Queda al descubierto un ser humano que ni siente la naturaleza como norma válida, ni menos aún como como refugio viviente (L.S. #115) y que, aparte de dañar el lugar donde todos vivimos, se opta por utilizar los recursos naturales de manera egoísta. Claro, si no se tiene la delicadeza de escuchar el clamor del pobre en América Latina, mucho menos se oirá el grito de una naturaleza que se ahoga lentamente, víctima de inconciencia humana.
La Tierra es recurso, como dice el Cántico de las Criaturas, que da en toda ocasión. La Tierra es madre, porque de ella viene la vida. La Tierra es hermana, porque compartimos el mismo origen. Hasta que no asimilemos esta verdad, seguiremos maltratando y arrebatando salvajemente ese don maravilloso que nos ha dejado Dios.