Por: N. Erick Moisés Carrasco Lovo
Argentina
22.04.25
Jesús dice: “Ven y sígueme”. Y tú das el primer paso, sin mapas, sin certezas… solo con fe. A veces el camino se vuelve incierto, otras, sorprendentemente claro. Pero cuando confías de verdad, descubres que cada paso tiene sentido: no porque Él te lleve donde tú esperas, sino donde realmente tu corazón necesita llegar.
Así lo viví durante la misión de Semana Santa en Concepción del Bermejo, Chaco, Argentina. Fue un doble regalo: una experiencia vivida desde el noviciado y, a la vez, en el año del Jubileo.
Movidos por la esperanza que animó todo nuestro viaje y las distintas actividades que realizamos, pude experimentar la cercanía con las personas, especialmente al acompañar a las nuevas generaciones, deseosas de saber más de ese Jesús que se encarna y camina con su pueblo.
Visitamos colegios, radios, hogares. Quiero resaltar que me marcó profundamente realizar la misión compartida con mis hermanos novicios y con las Hermanas Misioneras de San Antonio María Claret, quienes están realizando un gran trabajo en esta comunidad.
Y un gran fruto, de cara a la profesión, fue reavivar la identidad misionera claretiana, animando mi vocación y mi caminar en la congregación. La resurrección es más que una idea sin vida, pues esta la descubrí en todas las vivencias de esta semana: en la sencillez y amabilidad de las personas, en el entusiasmo de los jóvenes y en la alegría de los niños. Es una invitación a vivir con esperanza mi vocación.