Por: Fernando y María del Rosario Ferrer Saa
Ciudad de Panamá
26.01.2025
El pasado 9 de enero, ante la convocatoria de la Pastoral Juvenil del Santuario Nacional, de participar en una caminata al Cerro Ancón, punto más alto y emblemático de la ciudad de Panamá, decidimos sumarnos a lo que resultó una grata experiencia, por ser una actividad cargada de alegría y unidad con un espíritu de comunidad desde su inicio hasta que culminó.
El 9 de enero se conmemora en Panamá, el Día de los Mártires, una fecha de gran importancia histórica para el país. Este día recuerda los acontecimientos de 1964 cuando un grupo de estudiantes panameños en una protesta pacífica exigían la izada de la bandera panameña junto a la estadounidense en la antigua Zona del Canal. La protesta que simboliza la lucha por la soberanía nacional derivó en violentos enfrentamientos y represión por las tropas estadounidenses, dejando 21 panameños muertos y decenas de heridos. Estos hechos marcaron un punto de inflexión en las relaciones entre Panamá y Estados Unidos, impulsando las negociaciones que eventualmente llevaron a la firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977 y a la devolución del Canal a Panamá en 1999.
En este contexto, el desafío físico pasó desapercibido ante la camaradería que había; fue el impulso perfecto para llegar a la meta y reconocer que cada paso dado con perseverancia y decisión valieron la pena.
Entre historias, fotos, risas, poesías y paisajes que la naturaleza nos regaló se sintió la perfección de la obra creadora de Dios. La conexión con la naturaleza nos permitió agradecer por la vida y por la hermosa comunidad del Santuario en nuestras vidas además de fortalecer los lazos de fe y hermandad que nos unen.
Definitivamente se queda en nuestros corazones cómo un regalo hermoso con una reflexión valiosa: “Unidos todo será siempre más fácil por muy complicado que parezca”. ¡Siempre valdrá la pena caminar en comunidad, reflexionar sobre el camino recorrido para reconocer las oportunidades que nos permitan seguir creciendo personal y espiritualmente y trabajar para ser más agradables ante Dios! ¡Felices lo repetiríamos!