Por: Giselle Zamora Arroyo
San José, Costa Rica
21.01.2025

     El Domingo de la Palabra de Dios es una jornada que se celebra cada tercer Domingo del Tiempo Ordinario del año litúrgico. El Papa Francisco lo instituyó en el 2019, con la Carta Apostólica Aperuit illis (les abrió el entendimiento).

Con una invitación especial enviada por el padre Henry Omonisaye, Cmf, Prefecto General de Pastoral Bíblica y Comunicaciones, y el Prefecto General para la Pastoral de Jóvenes y Vocaciones, se nos ha motivado a celebrar el Domingo de la Palabra de este año dirigiendo la mirada a los jóvenes.

     En este año jubilar el Papa Francisco nos invita a reconocer la importancia de la Palabra de Dios en nuestra vida cotidiana, nos hace recordar la importancia de las Sagradas Escrituras en nuestras vidas y el compromiso que tenemos de vivirla y compartirla.

A los jóvenes se les llama a ser protagonistas y peregrinos, tomando como texto inspirador el versículo 74 del Salmo 119: “En tu Palabra he puesto mi esperanza”. La Palabra debe iluminar sus vidas y ser ellos con sus propias vidas, testigos de la esperanza.

La Palabra de Dios debe ser escuchada en la Biblia y en la vida, cada persona a nuestro alrededor es Palabra de Dios. Por medio de los jóvenes Dios se comunica con nosotros y nosotras, así que para lograr entender cuál es nuestra misión con las nuevas generaciones debemos escucharlos y entablar un diálogo con ellos, en su propio lenguaje.

     La Palabra de Dios es el alma que anima toda la vida cristiana. La Animación Bíblica de la Pastoral es el corazón de la misión, cuando el corazón arde y se apasiona por la Palabra de Dios nos impulsa a la misión.

Que en cada una de nuestras comunidades podamos celebrar con diferentes actividades el Domingo de la Palabra de Dios, con especial atención y participación de los jóvenes, practicando la Lectura Popular y comunitaria de la Biblia, organizando su formación bíblica y propuestas vocacionales en forma creativa.

Que logremos expandir la semilla de la alegría y la esperanza, que ella nos ilumine, nos guíe y fortalezca para lograr ser verdaderos seguidores de Jesús, haciendo vida su Palabra, con nuestros hechos y acciones, buscando siempre la justicia, la equidad, la solidaridad, la paz, la misericordia, el perdón y todos los valores del Reino, aquí y ahora.

¡FELIZ Y BENDECIDO DOMINGO DE LA PALABRA!