Por: Hno. Abraham Ramos, CMF
Darién, Panamá
18.10.2024
¿Qué es un misionero hermano?
La vida religiosa de un misionero hermano es una manera de ser laico. Según el derecho canónico el modo de ser en la Iglesia es como clérigos o como laicos, en esta distinción no existe ninguna desigualdad o discriminación; al contrario, están vinculados por recíproca necesidad, en una verdadera igualdad en cuanto a dignidad y acción común en el anuncio del Reino de Dios, como lo dice el N° 32 del documento Lumen Gentium del Concilio Vaticano II.
Comprometido con Cristo, por su bautismo y su preocupación por las necesidades del mundo, un misionero hermano es desafiado a entrar en una vida más intensa de oración, reflexión, crecimiento humano y servicio a los demás para poder ser verdaderamente hermano dentro de la familia de Dios. Siguiendo al hermano Jesús, el misionero hermano muestra su compasión y solidaridad hacia los más pobres y marginados de nuestro mundo.
Diversidad de dones, un mismo Espíritu, una sola misión
En nuestras Constituciones No. 7. Se nos dice expresamente que los presbíteros, diáconos, misioneros hermanos y estudiantes compartimos la misma vocación misionera, participamos de los mismos derechos y obligaciones que proceden de la profesión religiosa.
“Existen diversos dones espirituales, pero un mismo Espíritu; existen ministerios diversos, pero un mismo Señor; existen actividades diversas, pero un mismo Dios que ejecuta todo en todos” (1 Cor 12,4-6). Que cada uno con el don que ha recibido se ponga al servicio de los demás, los dones no son para esconderlos sino para compartirlos con los demás. En la Iglesia hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu y una sola misión. “Es como en un cuerpo: tenemos muchos miembros, no todos con la misma función; así, aunque somos muchos, formamos con Cristo un solo cuerpo, y estamos unidos unos a otros como partes de un mismo cuerpo” (Rom 12,4-5).
Vocación y misión del misionero hermano
El misionero hermano es un laico consagrado, comprometido de por vida en la Congregación mediante la profesión religiosa de los Consejos Evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, buscando la identificación y configuración con Cristo. El misionero hermano se compromete, además, a buscar la perfección de vida apostólica en el servicio al Reino de Dios, viviendo la vida fraterna en comunidad.
La vocación y misión del hermano se enmarca en una comunidad convocada por el Espíritu para el anuncio misionero de la Palabra de Dios. En dicha comunidad todos somos discípulos y misioneros de Jesús, todos somos apóstoles y profetas del Reino que inauguró con su vida, muerte y resurrección nuestro Señor Jesucristo.
El misionero hermano es un testigo, ungido para evangelizar, se esfuerza por seguir al hermano Jesús en comunidad para el servicio misionero del Reino. Viviendo el Evangelio, se halla habilitado para colaborar en la transformación del mundo. El servicio misionero de la Palabra hablada, escrita, enseñada o expresada de múltiples formas requiere de mucha creatividad a la que el misionero hermano puede aportar.
De esta forma, quiero dar a conocer la vocación religiosa de los misioneros hermanos e incentivar su presentación como opción de vocación religiosa y que sean dadas a conocer dentro de las convivencias vocacionales, para que muchos jóvenes den sentido a sus vidas en el amor y en el servicio, como una bonita manera de ser misionero claretiano.