Por: D. Josué Lemus cmf
Ciudad de Panamá, Panamá
29.1.2024
“En verdad les digo que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron” (Mt 25,40).
Jesús nos enseña la cultura del cuidado desde su Palabra, es lo que ha querido recordar la secretaría de animación bíblica de la Provincia Claretiana de Centroamérica, con el encuentro del 22 al 26 de enero de 2024 en Monte Alverna, Panamá.
Cada uno de los equipos bíblicos nacionales se sintió convocado para “fomentar la cultura del cuidado y así poder prevenir, denunciar y sanar toda clase de abusos”. De entrada, el tema nos invita a revisar nuestra vida y nuestros entornos, en los que prestamos el servicio misionero, dígase pastoral, evangelizador o centros educativos.
La idea era dejar la inquietud en los participantes, para que con el aporte valioso de cada uno logremos crear ambientes más seguros para los misioneros, los laicos que trabajan con nosotros y las personas que buscan nuestros espacios para crecimiento humano y espiritual.
El análisis fue interdisciplinario, puesto que contamos con el aporte jurídico-legal (civil y eclesial) psicológico y bíblico. Cada ponente ofreció distintas herramientas que nos ayudan a orientar y enfocar la respuesta que, como animadores bíblicos debemos ofrecer en nuestra comunidad.
Con la ayuda del Espíritu Santo y la Palabra de Dios, encontramos luces que nos recuerdan que Cristo quiere que cada persona sea respetada y valorada en su dignidad de hijo de Dios. La Palabra nos exhorta a mostrar amor unos por otros, y creo que no hay mejor manera de hacerlo, que cuidándonos unos a otros, siguiendo los debidos procesos. Poner siempre a la víctima en el centro de la situación, no para revictimizar, sino para ayudar a sanar las diferentes heridas. Porque un abuso de cualquier tipo nos deja rotos; debemos sanarnos para poder ayudar a otros a sanar.
A nivel personal, este encuentro refuerza mi compromiso de no quedarme en lo superficie de las cosas, si no que debo escudriñar, ir al fondo, descalzarme cuando sea necesario ante una situación delicada, para poder escuchar y acompañar debidamente.
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y la virgen María acompañen la misión de la Iglesia de ser madre, que abraza a cada uno de sus hijos, poniendo especial atención a los pequeños y vulnerables.