Por: Ernesto Bermúdez
Managua, Nicaragua
13.12.2023

Si de devoción mariana se trata, Nicaragua se esmera. Cada solemnidad o memoria dedicada a la Santísima Virgen en este país se convierte en un bálsamo, en una primavera en medio de la cotidianidad. Y, si esto es así en cada festividad mariana, ¿Imaginas cómo se desborda al celebrar a su patrona la Inmaculada Concepción de María? ¡Así es, sacan la casa por la ventana!

Nos conviene, antes de conocer la celebración propia de Nicaragua, conocer el dogma. La Inmaculada Concepción de María, es el privilegio otorgado por Dios a la Virgen, de ser exenta, pura y limpia del pecado original desde el primer instante de su ser natural. ¿Cómo es esto posible ¿Se volvió loco Dios? ¿Amerita de la aprobación del ser humano para hacer de la Virgen la toda llena de gracia? ¡Claro que no!, y mejor explicado lo encontramos en el resumen de la defensa del dogma por el beato fraile Franciscano Juan Duns Scoto: “…Pudo, convino y lo hizo…” es decir, que el Dios omnipotente puede hacer lo que desea, lo hizo porque le convenía a la humanidad que su Hijo naciera de una doncella pura y limpia, y al final en su gran bondad lo hizo.

Dicho esto, y teniendo un dogma que tiene fundamento bíblico y teológico, nos remontamos al año 1524, aproximadamente con la llegada de la orden franciscana a Nicaragua y con ello la difusión de su devoción -cabe destacar que todo ello, muchísimo antes de la promulgación del dogma por parte del papa Pío IX en 1854-. Y toda la tradición en sus expresiones más antiguas, se encuentran en el municipio de El Viejo, departamento de Chinandega, donde cuentan los abuelitos que un hermano de santa Teresa de Ávila (quizá su hermano Pedro o Lorenzo Cepeda y Ahumada), viajaba hacia Perú en las excursiones hacia el nuevo mundo, y llevaba consigo la imagen que hoy día es la imagen consagrada como patrona de Nicaragua. Luego de algunos desastres naturales, tormentas y demás que impidieron la travesía de Cepeda, y ante la insistencia del pueblo, acá quedó la llamada “Niña Blanca”. Son los designios de Dios.

Por su parte, en la ciudad de León, capital de Nicaragua en ese entonces, en las iglesias ya no cabían personas para rezar la antigua novena a la Inmaculada Concepción, llamada “Candor de la luz eterna”, por lo cual los frailes franciscanos obsequiaron imágenes pequeñas para que cada uno pudiera rezarla en casa, con asistencia de familiares y vecinos.

En tiempos de la guerra civil, esta devoción tuvo una pausa de casi cinco años, y fue allí (aproximadamente en el año 1857), donde el fraile franciscano Gordiano Carranza, desde la parroquia de San Felipe en León, visitó casa a casa a la feligresía para retomar tan bonita expresión de fe y amor a la Virgen. Al ver el desborde y cantidad de gente volcada en las calles, el Espíritu Santo le inspiró por primera vez el afamado grito: ¿Quién causa tanta alegría? A lo que la gente, efusivamente respondería: ¡La Concepción de María! Y desde allí esta tradición ha perdurado en el tiempo y en el corazón de la Nicaragua católica, profundamente cristiana y mariana.

Entonces, ¿En qué consiste esta hermosa celebración? Sin duda la Inmaculada Concepción de María se celebra de muchas formas en Nicaragua, iniciando con el solemne novenario en algunos lugares el 28 de noviembre, y en otros el 29. Lo interesante del novenario es que no solamente se celebra en parroquias o en casas particulares, sino también que muchas empresas lo tienen bien marcado en su cultura corporativa y lo incluyen, haciendo que los distintos sectores de esta organicen un día de la novena y la puedan celebrar entre los colaboradores. Normalmente el día noveno les corresponde a las gerencias.

En el municipio de El Viejo, Chinandega, sede de la Basílica menor de la patrona de Nicaragua, el día 5 de diciembre se celebra la “lavada de la plata” que consiste en limpiar todo el ajuar de plata y oro (donaciones de devotos a lo largo del tiempo), para que la casita y objetos de la santa Madre, esté reluciente para su solemnidad.

Por otro lado, en Granada, ciudad mariana por excelencia, se celebra con carrozas cada día de la novena, en las que transportan la imagen de “La Conchita” hasta una calle donde es festejada todo el día hasta su regreso a catedral.

A su vez, en León, y en la mayoría del país, los preparativos para la gritería no se hacen esperar. El tan esperado 7 de diciembre comienza desde temprano con las Eucaristías y novenas matutinas, el repique solemne a las 12 del mediodía, y a las 6:00 pm escuchar el efusivo grito de ¿Quién causa tanta alegría? El cielo se llena de luz y color con toda la emoción que esto conlleva. Y así comienza el recorrido de los feligreses por las calles de todos los barrios del país, donde, al llegar a una casa donde está un altar a la Virgen, se canta, se hace el grito y la familia comparte un “brindis, gorra o paquete” que consiste en dulces, abarrotes, cosas necesarias para el hogar, según la capacidad de la familia oferente.

Sin duda, esta celebración mariana une al país entero en una sola celebración. Ese día desaparecen las divisiones de razas, estatus social, creencias políticas e incluso, credos religiosos. Es una gran fiesta de solidaridad, cantos, compartir y emoción en torno a la pura y limpia Concepción.

Y luego, toda la festividad concluye con la solemnidad del 8 de diciembre, donde la mayoría de las parroquias celebran el dogma, y unen a ello, el sacramento de la primera comunión para los niños. Es un lindo detalle donde la pureza de los niños que reciben por primera vez a Jesucristo Eucaristía se une a la pureza sin par de María. No es casualidad que se celebre tan importante sacramento este día solemne.

Y bien, hablar de este tema para un nicaragüense, es de gran placer y emoción que no bastarían horas, ni páginas para describirlo. Este año 2023, a pesar de las vicisitudes o incertidumbres que se viven, el pueblo fiel salió a las calles a cantar con el corazón el misterio lindo de la Inmaculada Concepción. Nuestra parroquia no se quedó atrás y celebró en ambos templos la novena y solemnidad de la Purísima, sí, con el superlativo porque para el nicaragüense, la Virgen no es solamente pura, es y será siempre nuestra amada Purísima.
¿Quién causa tanta alegría? ¡La concepción de María!