Por: P. Manuel Enrique Sánchez Castro, cmf. Párroco.

San Pedro Sula, Honduras
25-10-23

La Parroquia San Antonio María Claret fue fundada el 17 de septiembre de 2006 como fruto del trabajo de los Misioneros Claretianos que ya evangelizaban en San Pedro Sula desde la Parroquia Guadalupe erigida en 1972.

Con el trabajo y el sacrificio de muchos misioneros que han pasado por aquí, se ha ido haciendo cada vez más amplia la atención pastoral; claretianos que han ido sembrando la semilla del Evangelio en esta zona que hoy cuenta con 23 comunidades diseminadas entre un área suburbana y otra semirrural. Hoy cada comunidad local cuenta con un centro de reunión y con su respectivo Consejo. Sus coordinadores se reúnen con los claretianos cada mes para evaluar y planificar las actividades pastorales, sociales y espirituales que se van realizando.

Hay todavía muchas capillas sin terminar y mucho por hacer, pero la semilla va creciendo. Se cuenta actualmente con dos Comunidades de Religiosas, un grupo de aproximadamente 120 catequistas, 18 Delegados de la Palabra, 29 Aspirantes a Delegados, 45 Comunidades Eclesiales de Base, 30 Ministros Extraordinarios de la Eucaristía y 70 monaguillos. Hay un Instituto de Educación Radiofónica (IHER) y 2 dispensarios médicos.

Se acompañan pastoralmente otros grupos o movimientos; por ejemplo, los Ejercicios Espirituales en la Vida Ordinario, el Movimiento Familiar Cristiano, la Catequesis de Adultos (ICA) y la Pastoral Juvenil. Falta aún por consolidar la Pastoral Social y todo los relacionado con el tema de Solidaridad y Misión, pero ya van saliendo personas que se están formando y quieren dedicar tiempo y recursos a esta área fundamental del servicio misionero.

La Parroquia San Antonio María Claret, junto con la otra Parroquia que regentamos los Misioneros Claretianos (Corazón de María) se encuentra en una de las áreas más empobrecidas y marginales de San Pedro Sula; sufre los embates de la violencia organizada por las “maras” (pandillas) y el narcotráfico y es un sector que crece demográficamente sin demasiadas oportunidades laborales o académicas. Sin embargo, hay mucha gente generosa y honrada; hombres y mujeres que apuestan cada día por el proyecto que Jesús llamó “El Reino de Dios” y que en esta parroquia va creciendo lenta pero firmemente.

Esperamos que la “semilla de mostaza” siga creciendo para que llegue a sostener en “sus ramas” los “nidos de pájaros” de que hablaba Jesús; es decir, aquellas situaciones existenciales de hombres y mujeres que sólo en Jesús y su Iglesia podrán sobrellevar gozosamente el peso de su existencia.