Por: Jorge Luis Rodríguez Hernández, cmf.
20.09.23
“Dios llama amando y nosotros, agradecidos, respondemos amando”
(Papa Francisco)
Tras la celebración de los cien años de la llegada de los Misioneros Claretianos a Panamá, nos reunimos en el Santuario Nacional del Corazón de María en ciudad de panamá, para tener el encuentro de pastoral juvenil vocacional provincial, del 24-27 de agosto del presente año, a la cual asistieron los animadores y equipos locales de cada país. En dicho encuentro, se abordó el caminar de los jóvenes de las distintas posiciones misioneras y de los candidatos vocacionales en vistas a su ingreso a la Congregación. Además, se animó a los referentes locales a fortalecer los equipos en las distintas posiciones misioneras en vistas a lograr un trabajo más articulado que posibilite responder a los desafíos actuales con audacia y profecía.
¿Qué se entiende por pastoral Vocacional?
De acuerdo al Directorio Vocacional Claretiano, la pastoral vocacional se define como “la específica y compleja actividad de la Comunidad eclesial por la que, en íntima unión con la Pastoral general, se compromete en la tarea de suscitar, acoger, acompañar, y proporcionar la adecuada formación de las vocaciones” (p.65). A través de esta actividad, los animadores vocacionales propician herramientas fundamentales para que el joven pueda realizar un discernimiento apropiado que le permita responder con madurez y en libertad a la llamada de Dios en su vida “ven y sígueme” (Lc 18,22) y configurarse así con Cristo misionero, propiciando una amistad con Él, desde las claves claretianas.
De ahí la necesidad que tiene la Pastoral Vocacional Claretiana, para suscitar y acompañar las vocaciones que el Señor otorga a la Iglesia, y para quienes desean abrazar el carisma claretiano, se les lleva un acompañamiento personalizado que posibilite una respuesta de amor ante una llamada de amor que proviene de parte de Dios. Para ello, es fundamental presentar la vocación claretiana de manera explícita al joven, para que se cuestione sobre su propia vocación y pueda descubrir la llamada de Dios en su propia vida.
¡Que el corazón de María siga suscitando numerosas vocaciones a nuestra Congregación!