San José, Costa Rica; 12 de junio de 2023.
Por: Giselle Zamora Arroyo.


El pasado sábado 10 de junio, en el salón comunal de la Iglesia de Fátima, en Heredia, Costa Rica, participamos en un Taller de Espiritualidad Claretiana, impartido por el padre Javier Hernández, cmf.
Iniciamos con una oración, que nos puso en sintonía con los 6 rasgos de la Espiritualidad Claretiana, una síntesis que Claret, nuestro padre fundador, nos dejó en su autobiografía y en otros de sus escritos, de lo que es un Hijo del Inmaculado Corazón de María.

  1. Misioneros con Espíritu. Un misionero “con Espíritu” es aquella persona que es consciente de haber recibido el soplo de vida (Ruáh), pero no solo como el que hacer existir; sino como el que da sentido a la existencia.
  2. Oyentes y Servidores de La Palabra. Para Claret La Palabra era su alimento. Los Hijos del Inmaculado Corazón de María están llamados a ser testigos y mensajeros creíbles de la alegría del Evangelio, que nace de un verdadero encuentro con Cristo. Es indispensable estar con El Maestro, escucharlo y aprender de Él, siendo así “mensajeros, testigos e intérpretes de La Palabra”.
  3. Misioneros en Comunidad. La comunidad es la forma de vida de los claretianos, Claret la comparaba con una colmena, donde entran y salen misioneros (as) colaborando en todo. Una comunidad de puertas abiertas, fraterna, evangélica y evangelizadora.
  4. Enviados a Evangelizar y escuchar a los pobres. Para Claret está claro que la opción prioritaria de Dios son los pobres y oprimidos, que primero se debe ver la realidad y luego transformarla en Reino de Dios. Debemos vivir con gozo en comunidad misionera intercultural, con espíritu de diálogo, aceptación y aprecio mutuo. Somos profetas de La Palabra, sirviendo a La Palabra, especialmente en las fronteras y periferias, en salida.
  5. Con toda la Iglesia y quienes buscan la transformación del mundo. Para nuestra Congregación, multiplicar líderes, evangelizadores y “evangelizar con otros” es ineludible. Nos asociamos en misión conjunta, como una “familia extendida”, con personas que se siente agraciados con el carisma de Claret. Tomar conciencia de que la misión es una, la de Cristo. Y nosotros debemos unirnos a esa misión con muchos hombres y mujeres, cuya fuente es la comunión con el Señor y nos exige trabajar con otros y otras por la felicidad de todos los seres humanos y el cuidado de la Madre Tierra.
  6. Abiertos a todo el mundo en Diálogo Profético. Siendo la misión compartida nuestro modo de ser y actuar, pretendemos aprender el mejor modo de compartir nuestro carisma, promover una iglesia de comunión y participación, colaborar en proyectos donde no somos protagonistas, pero que contribuyen al fortalecimiento del Reino y vivir con alegría el proyecto misionero en cada comunidad local.
    Finalizamos encendiendo velas y haciendo una oración comunitaria agradeciendo a Dios Padre-Madre, la oportunidad de ser parte de la familia claretiana y pidiendo ayuda al Espíritu de Dios, para poder continuar la misión viviendo estos rasgos de espiritualidad claretiana.