Los Negrales, España. El grupo de los claretianos que conforman La Fragua residencial, en su 20a edición, sigue su marcha. Terminada la semana de introducción, necesaria para formar comunidad y acomodarse a la nueva realidad, el grupo inició la etapa “Quid Prodest”. Es la primera de las cuatro que componen esta singular experiencia. Los participantes agradecen la posibilidad de frecuentar un lugar apartado para “descansar un poco” (cf. Mc 6,31). Sin ello se puede acabar siendo víctimas delas buenas intenciones y del desgaste que produce una vida permanentemente volcada hacia el exterior. Es muy real el riesgo de “quemarse”, de hablar sin escuchar, de correr sin saber hacia dónde y, sobre todo, por qué. La Fragua ofrece un espacio de reposo y discernimiento. Es una condición imprescindible para conseguir una mayor integración espiritual o dar un “salto de calidad” en nuestra espiritualidad. La Fragua da la oportunidad para escuchar con calma las llamadas que Dios nos está haciendo a abrirse a una “segunda conversión”, típica de la segunda mitad de la vida.
En la foto los participantes, de izquierda a derecha. Sentados: Samuel Cruz del Cid (Centroamérica), Juan Carlos Martos (Animador), Roque Bicoro Eyaga (Guinea Ecuatorial) y Ángel Esteban (Animador). De pie: Dominic (U.K.-Ireland), Alejandro Gobrin Ochia (Philippines), Luis Ma Barrenechea (Euskal Herría), Elkin Nasrallah Ramos (Colombia-Venezuela), Jorge Adalberto Aguilar López (Centroamérica), Ricard Costa-Jussà Bordas (Catalunya) y Santiago López Lander (Euskalerría).