Por: Iris Gordón
Ciudad de Panamá, Panamá

20-10-25

     San Antonio María Claret, el gran misionero del siglo XIX, soñaba con anunciar el Evangelio “por todos los medios posibles”. Su corazón ardiente por Cristo lo impulsó a no dejarse encerrar por los límites de su tiempo. Mientras otros se conformaban con predicar en los templos, Claret soñaba con llegar a todos los rincones del mundo, convencido de que “el amor de Cristo nos urge” (2 Co 5,14). Esa pasión misionera lo llevó a usar los medios más modernos de su época como la imprenta, los libros, los folletos, entre otros, para hacer presente la Palabra de Dios.

Hoy, dos siglos después, el Espíritu Santo nos invita a continuar su legado, pero en un nuevo escenario: el continente digital. Las redes sociales, las revistas digitales y todos los medios audiovisuales son los nuevos caminos por donde transita la humanidad. Allí también Cristo quiere y debe ser conocido, amado y seguido. Por eso, ser cibermisioneros del Evangelio es responder al llamado claretiano de anunciar la Buena Nueva en todo momento, incluso en un mundo digital donde pareciera que las noticias de injusticias, violencia, deshumanización, de lucha por el poder son más atractivas.

     Un verdadero evangelizador debe llevar una vida coherente. Debe ser una persona orante que deja que el Espíritu Santo inspire sus palabras. La fuerza del mensaje que lleva viene del testimonio. No basta hablar de Dios en redes, se debe reflejar en la vida misma con humildad y caridad. Un evangelizador comunica con gozo, reflejando la alegría de encontrar a Cristo y tiene la capacidad de sembrar paz en medio del ruido del mundo virtual. Esa es la actitud del verdadero misionero digital: utilizar cada publicación, cada imagen, cada palabra para encender el fuego del amor de Dios en los corazones.

Una de nuestras tareas como cibermisioneros es dar a conocer lo que se realiza en nuestras zonas misioneras ya que de esta forma podemos convertirnos en fuente de inspiración para el que accede a nuestros contenidos. Anunciamos con hechos que Cristo sigue vivo y actuando hoy. También fortalecemos el sentido de pertenecía ya que nos hacemos parte de una misma misión. Las noticias, fotos y testimonios guardan la historia de cómo el Espíritu Santo actúa en cada tiempo y lugar. Es una manera de dejar huella del paso de Dios por nuestras comunidades. Todo esto también es evangelizar.

Que sigamos, pues, el ejemplo de San Antonio María Claret, quien supo ver en cada medio una oportunidad para evangelizar. Que en nuestras redes, mensajes y publicaciones se refleje el rostro de Cristo y que encendamos un fuego de amor por donde sea que pasemos, especialmente en el mundo digital, para que la llama del Evangelio ilumine incluso las pantallas más frías.