Por: José Elías García Benítez
San Salvador, El Salvador
19.6.2024

Como hijos de su Inmaculado Corazón, nos reunimos para celebrar en familia este día dedicado a nuestra Madre María. Una fiesta que cada año hace detenernos y reflexionar sobre una de las identidades más profundas de nuestra querida Congregación, el ser cordimarianos. Un corazón de madre para con el prójimo como nos enseñó nuestro fundador, quien tanto amaba a María, confiándose para ser lanzado por sus manos hacia la misión donde tantas personas esperan.

Así hemos tratado de vivir nuestra fiesta. En un primer momento, como comunidad formativa misionera, hemos salido a compartir con el pueblo, experimentando ese amor que nuestra gente tiene para sus misioneros y a quienes nosotros les abrimos nuestro corazón haciéndolos parte de nuestra gran familia. Y, en segundo lugar, nos hemos reunido las distintas etapas formativas para compartir en casa un banquete familiar, compartiendo la alegría de sabernos reunidos como hijos de una misma Madre.