Por: Udiel Antonio Zamora Diaz (Aspirante Claretiano)

19.1.2024

Partiendo de uno de los sueños congregacionales que nos invita a salir a las periferias, acercarnos a los necesitados y caminar con ellos, (cf. Querida Congregación No.63) Como aspirantes a la vida misionera Claretiana, seis de los que estamos en la formación inicial (Etapa de Filosofía) en El Salvador, recibimos con alegría nuestro destino de misión de fin de año y el 8 de diciembre del 2023, partíamos hacia la misión de Semají, Izabal en Guatemala, todos llevamos distintas expectativas, ya que iba ser una misión distinta a la que comúnmente estamos acostumbrados, pues en esta zona misionera se acompaña a los indígenas Maya Qʼeqchiʼ , que tienen su propia lengua y cultura, lo cual nos indicaba que iba ser una experiencia única e interesante.

Llegados a la parroquia, fuimos recibidos fraternalmente por los tres padres y un diácono que están a cargo de esta hermosa misión y posteriormente se nos dieron los nombres de las aldeas que visitaríamos y fuimos enviados en grupo de dos para mantener la esencia de la vida comunitaria que nos distingue como Misioneros Claretianos.

De manera personal agradezco a Dios y a la congregación por darme la oportunidad de tener esta experiencia de misión con el pueblo Maya Qʼeqchiʼ, la cual me ayudó a confrontar mi fe y mi proceso formativo vocacional, ya que el compartir con estas comunidades humildes, sencillas y entregadas al servicio de Dios, me ayudó a ver el estilo de vida austero que tienen y como han aprendido a vivir con lo necesario, contrario con el estilo de vida consumista en el que estoy inmerso, esto me llevó a reflexionar como estoy viviendo el consejo evangélico de la pobreza y me retó a mejorar en ello.

Otro aspecto importante que destacar, es el llamado a la misión universal que continuamente se nos habla en la formación y que se ve reflejado en esta zona misionera, sobre todo en el lenguaje y la cultura, una prioridad de la congregación que como formandos podamos aprender un segundo idioma, y que muchas veces no le brindo la importancia que se merece, el tener esta experiencia me lleva a ponerle más importancia al aprendizaje de idiomas y la inculturación.

Para finalizar destaco que el compartir con este pueblo , me llevó a ver la riqueza cultural que tenemos como iglesia y cómo Dios se manifiesta en las distintas culturas, también me permitió tener un acercamiento al trabajo misionero que muchos hermanos nuestros han hecho por las comunidades indígenas que muchas veces son discriminadas y descartadas por las autoridades civiles y como la iglesia ha aprendido a caminar y a acompañarles en la fe, y en los distintos problemas políticos y económicos que enfrentan.