Por: María Alejandra Villalobos
Heredia, Costa Rica
7.12.2023
Vivimos en una sociedad de descarte, donde el único valor de las cosas, elementos y personas es el económico. Si algo se daña, se desecha sin intentar reparar. Explotamos los recursos naturales hasta su escasez en esta época de Antropoceno. E incluso los seres humanos, si no se acoplan al molde privilegiado, tienen menor valor, viendo a cada persona únicamente como un medio y no también como un fin en sí misma.
Parte de estos hermanos y hermanas “descartados” son las personas en condición de calle, muchas de ellas víctimas de una cadena de sucesos que los ha llevado a no tener un hogar. Son consecuencia del trastorno de consumo de sustancias, de una sociedad violenta, de familias que los rechazan por su orientación sexual, de falta de oportunidades. Es importante ser conscientes del trasfondo detrás de una persona dormida en la acera, para empatizar antes de rápidamente juzgarla, como única responsable de su situación.
Jesús soñaba con un mundo más humano, que acogiera a los más débiles. Y nosotros/as nos sentimos corresponsables en la construcción del Reino. Desde hace años en JUCLA Costa Rica realizamos el apostolado “Amigos de la calle”, para el cual madrugamos, conseguimos donaciones y preparamos un desayuno que les entregamos a quienes viven en las calles de Heredia Centro. Esto, más que solo darles un plato de comida, es reconocerles como personas. Conversar y escuchar sus historias es lo que más nos llena.
Que sigamos reconociendo al rostro de Jesús en cada una de estas personas.