Dulce voz meliflua tu Palabra,
Cada día me habla al alma cansada;
Mensajes tan antiguos y actuales suspiros,
De arcana memoria tus promesas de amor;
Miradas tiernas escondidas en tus páginas,
Historias y misterios contenidos solo en ella;
Cantos de fallos y esperanzas reconciliadas,
Misteriosa voz que sale de tu tienda armada;
Nombres y lugares de eterna mirada en huida,
Servidor de tu presencia escondida quiero ser;
Voz perdurable tus mensajes que me abrasan,
Palabreando en muchos libros estás Vos alegre;
Palabreando tu amor me quieres en todos lados,
Palabreando tu Espíritu en mi temeraria conciencia;
Así te leo y te entiendo en cada capítulo de tu Libro.
(E. Fabio A. Rivas G., cmf. San Salvador, 09/09/23)