Mixco, Guatemala; 19 de abril de 2023.

Por: César Augusto Espinoza Muñoz, Cmf

Adamah es el nombre en hebreo de Adán y una de sus traducciones es Hijo de la tierra: “Entonces Yavé Dios formó al ser humano con polvo de la tierra; luego sopló en sus narices un aliento de vida, y existió el ser humano con aliento y vida.” (Gén 2, 7). En el día Internacional de la Madre Tierra estamos llamados a reconocer que venimos de sus entrañas y que sin ella no viviríamos, y a sus entrañas volveremos. Somos tierra, somos agua, somos aire, somos fuego.

La Madre Tierra es una realidad plural y diversa. Todas las especies creadas estamos interconectadas. La crisis climática, que la especia humana está generando, pone en peligro mortal la continuidad de la vida. La armonía entre el ser humano y la Madre Tierra es un desafío que en los últimos años se ha vuelto más urgente.

Como creyentes, el día internacional de la Madre Tierra, es una oportunidad de “Conversión Ecológica” como lo plantea el Papa Francisco en la encíclica Laudato Si. La armonía entre el creador y el ser humano se ha ido deteriorando, y cuando esto pasa se deteriora la vida de la Madre Tierra. Es evidente que las guerras, los diversos tipos de violencia, el olvido de los más vulnerables (cf. LS 66) tiene indudables repercusiones negativas al conjunto de la vida, sin olvidar las agresiones directas contra los ecosistemas y la biodiversidad, verdaderos ecocidios. 

“Una ecología integral implica dedicar algo de tiempo para recuperar la serena armonía con la creación, para reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea, cuya presencia «no debe ser fabricada sino descubierta, develada»” (LS 225)

Es por eso por lo que hoy no se puede ser seguidor de Jesús, sin un compromiso decidido en favor de la Madre Tierra. En el anuncio de la Buena Nueva de la Creación se pueden acoger las propuestas y orientaciones ofrecidas en Querida Amazonía (cf. QA 41-60) y Aparecida: “la búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario que se fundamente en el evangelio de la justicia, la solidaridad y el destino universal de los bienes; la promulgación de políticas públicas y participación ciudadanas que garanticen la protección, conservación y restauración de la naturaleza; y, la presencia pastoral en las poblaciones más frágiles y amenazadas por el desarrollo depredatorio” (cf. LS 474), entre otras.

Soñemos con una Congregación comprometida con la Casa Común (cf. Querida Congregación 79ss). Como Misioneros Claretianos al Servicio de la Palabra nos sentimos interpelados por los Gritos de la Madre Tierra (cf. MS 6-8). En ellos Dios nos señala una clara tarea misionera, gritos movilizares que nos llevan a hacer realidad su Sueño: “Un cielo y una tierra nuevos, sin males, donde no haya dolor ni sufrimiento” (Apocalipsis 21).

Es por eso por lo que desde la Secretaría General de JPIC se ha asumido como propios los 7 Objetivos Laudato Si (OLS), impulsados desde el Dicasterio de Desarrollo Humano Integral: 1. Respuesta al Clamor de la Madre Tierra; 2. Respuesta al Clamor de los Pobres; 3. Economía Ecológica; 4. Adopción de Estilos de Vida Sostenibles; 5. Educación Ecológica; 6. Espiritualidad Ecológica; 7. Resiliencia y Empoderamiento de la Comunidad. (cf. QC 82)