Por el P. Luis Gonzalo Mateo, cmf.

En Costa Rica sobreviven ocho pueblos indígenas. Sus territorios han sido invadidos, mal vendidos, mal comprados. La Iglesia ha practicado una pastoral totalmente con rostro latino con respecto a sus lenguas y cosmovisiones. Los pequeños intentos para realizar una pastoral indígena sobre todo en las diócesis de Limón y San Isidro del General ha sufrido contratiempos y dificultades, pero la semilla allí está un poco escondida, pero viva. De vez en cuando se convierte en una plantita que empieza a dar frutos. En general son pueblos invisivilizados en la cultura oficial, en la política y en la Iglesia. Como claretianos de la Casa de Ejercicios hemos apostado por la pastoral indígena. Hemos participado en encuentros interdiocesanos y en varios encuentros de la pastoral indígena de la diócesis de san isidro. Hemos intentado acompañar a las hermanas Lauritas, las verdaderas misioneras comprometidas con esta causa. Ahora venimos de participar en el X Encuentro diocesano celebrado los días 3,4, y 5 de este mes de Julio en Ujarrás, territorio Cabécar.

Las hermanas Lauritas decidieron dejar esta diócesis básicamente por la falta de apoyo de la iglesia local a esta causa. Pronto se instalarán en la diócesis de Limón para acompañar a bribris y cabécares. Especialmente la Hna Sarita, hermana del P. Manuel Sánchez, cmf ha mantenido encendida esta llama. Nuestro humilde, pero decidido compromiso ha consistido en participar como equipo de apoyo en FRENAPI (Frente nacional de los pueblos indígenas) en su lucha de recuperación de tierras a través del equipo claretiano de JPIC y en acompañar con reflexiones sobre interculturalidad, diálogo de religiones, lectura indígena de la Biblia y otros temas en los encuentros de pastoral indígena.

En este último encuentro participaron cuatro sacerdotes de la diócesis y con la presencia de dos obispos Mons. Gabriel Enrique Montero y Mons. Hugo Barrantes. Esta presencia sacerdotal y episcopal es un salto cualitativo de reconocimiento de este proceso y una esperanza cierta de que se está abriendo un camino. Para nosotros claretianos es un regalo del Dios creador y amante de todas las culturas el haber sido aceptados en esta aventura.