Por: Maryuri Herrera Espinoza
San José, Costa Rica

     El pasado sábado 22 de febrero, 2025, se llevó a cabo en la Casa de Ejercicios Espirituales, San José, Costa Rica, la celebración de los 20 años del Centro Bíblico Claretiano “Para que tengan vida”, acontecimiento que no se podía pasar desapercibido y de ser celebrado.

La conmemoración partió con una Eucaristía presidida por el Provincial de C.A. Ismael Montero, cmf. La misma fue de agradecimiento donde el padre Ismael nos recordó tres cosas importantes:
1. La Escucha.
2. Ayudar a otros no solo a leer la Palabra, sino entenderla y llevarla a la práctica.
3. Para que tengan vida.

Son claves muy importantes para el Centro Bíblico Claretiano, pues nuestro ser de Oyentes y Servidoras de la Palabra abarca toda esta dimensión, la escucha atenta de la realidad, de la Palabra, el ser guías/animadoras (que orientan), y por último “Para que tengan vida”; nombre dado al Centro Bíblico Claretiano. Esto nos recuerda el compromiso que tenemos al escudriñar la Palabra desde una metodología liberadora y esperanzadora.

Luego de la Eucaristía de acción de gracias, continuamos haciendo memoria porque eso es celebrar: Jesús nos convocó y nos invitó a recordar, es decir, a pasar por el corazón.

     Trajimos a la memoria: rostros, lugares, procesos. Recordamos para mantener la alegría y la esperanza; porque lo propio del cristiano es la memoria. Recordamos porque en el origen está la identidad, el carisma; ese que está en nuestro ADN claretiano.

Referimos a la memoria a los pioneros: padre Gonzalo Mateo, padre José Vidal; misioneros claretianos. Ellos, abrieron el camino para hacer posible la vida y que esta fuese abundante, profética y radicalmente, evangelizadora. Continuaron esta misión otros misioneros claretianos que también fueron nombrados y recordados en la ardua tarea de continuar evangelizando: el padre Daniel Monge, Iván Baltodano, y otros.

     Miriam Morera, Jorge Quirós y mi persona, compartimos nuestro testimonio de lo que ha significado el Centro Bíblico Claretiano en nuestras vidas. Porque celebrar es AGRADECER LA VIDA, la que nos ha llegado generosa y abundante por medio de las otras personas: laicas, laicos, misioneros claretianos, que se nos han hecho los encontradizos por el camino y se han quedado para adornar nuestras vidas y hacernos más fácil el camino. Celebrar SOLO ES POSIBLE EN BUENA COMPAÑÍA, en la de tantas(os) con quienes nos une un vínculo indestructible; eterno.

Celebramos para TOMAR FUERZAS PARA EL CAMINO. Después de 20 años, celebrar es la mejor manera de reinventarnos, de situarnos con novedad y confianza ante un futuro que será bueno, porque lo hacemos de la mano de Dios y en compañía de quienes tanto amamos.

Agradecer que, de la mano de María y del padre Claret, continuemos esta travesía aferrada y aferrados a la esperanza.