Por: Karla Valdivieso
San Pedro Sula, Honduras
15-11-2024
Dios nos llama de muchas formas a cada uno desde nuestra propia historia personal y en distintas circunstancias, en mi caso desde muy joven he sentido el amor de Dios por medio de su llamada a seguirle y a servirle, en la actualidad me ha sorprendido con el llamado a servirle a través del Ministerio de la Catequesis dentro de mi comunidad local y a nivel de toda la Parroquia.
Esta experiencia de servicio dentro de la pastoral catequética me ha servido mucho para darme cuenta de la gran tarea misionera que tenemos, Primero: de dar a conocer la persona de Jesús y su mensaje por medio de la Doctrina de la Iglesia y Segundo: de llevar a todos los niños y niñas, adolescentes y jóvenes, y también a los adultos, a que tengan esa experiencia de encuentro con Jesucristo; en esa sintonía los catequistas debemos tener una experiencia de fe madura y comprometida, para poder acompañar todo este proceso de acompañamiento de la fe cristiana. En tal sentido cada catequista debe sentir en su corazón:
1. El llamado del Señor
2. Él nos envía a la tarea catequética
3. En la Iglesia y por medio de la Iglesia
De manera muy providente y oportuna la reciente encíclica DILEXIT NOS (Sobre el amor humano y divino del corazón de Jesús) del Papa Francisco nos lo ha recordado con profundo afecto, precisamente para no olvidarnos del primer amor que hemos tenido de Dios por medio de su hijo Jesús, ese amor que nos hace sentir amados y nos llama a la misión de una entrega generosa hacia los más pequeños y vulnerables, a los más débiles, a los que vienen comenzando su vida y su camino de fe, son todos nuestros niños y niñas que forman parte de ese amor de Dios reflejado en ellos, de los más jóvenes que desean y anhelan en su corazón el verdadero amor, y también de los adultos que quieren volver a sentirse amados por Dios, estas experiencias de vida personal en donde surge la necesidad de llevar el mensaje del amor de Dios y la enseñanza de la Iglesia es para mí la Catequesis.