Del 4 al 8 de noviembre 2024, se llevó a cabo la Semana Bíblica de la Provincia Claretiana de Centroamérica en alianza con el Iscreb, con el tema: “Hacia una espiritualidad sinodal”.

Durante esta semana, reflexionamos y aprendimos acerca del caminar juntos y juntas como Iglesia, según el llamado del Papa Francisco para redescubrir nuestras raíces en un proceso de escucha, de participación, de comunión que nos debe llevar a la misión, mediante la acción del Espíritu Santo.

Monseñor Ángel Garachana nos habló acerca de la conversión personal y comunitaria, así como una conversión pastoral, eclesial y misionera que inicia con un verdadero encuentro con Cristo, lo que nos debe llevar a tomar parte activa con otros y otras, saliendo de nuestro egoísmo y buscando siempre el bien común. Conversión a las relaciones, a los procesos y a los vínculos. Buscar siempre la renovación de la Iglesia, una perenne reforma donde tiene gran importancia el ecumenismo. La conversión lleva a la comunión con Jesucristo, que engendra la conversión de los discípulos o seguidores de Jesús y esto lleva a una renuncia o desligarse de todo aquello que impide una verdadera comunión en Cristo y con los hermanos.

Justino Martínez nos hace un recorrido por el libro de los Hechos, reconociendo las dificultades y retos que la Iglesia de los orígenes vivió en su caminar y cómo fue aprendiendo a vivir esta comunión, el compartir y anunciar el Evangelio. El camino de seguimiento de Jesús, las prácticas a implementar y los horizontes a explorar, son los retos que como Iglesia debemos enfrentar. Nos destaca el verbo ESCUCHAR, dirigido a todas las iglesias, en plural. Con Cristo Resucitado debemos celebrar más que ayunar y la pasión por el Reino nos debe llevar a vivir y celebrar con las comunidades, como testigos.

     Marisa Melero nos lleva a reflexionar por medio del libro de los Números, el camino que el pueblo de Israel recorrió teniendo como meta la tierra prometida. Durante este caminar el pueblo de Israel tuvo que enfrentar muchas dificultades y retos, tuvo que tomar decisiones, adaptarse, superando las crisis de fe, de confianza y de liderazgo de la programación del camino. Tuvieron que llegar a acuerdos para mantener una verdadera vida comunitaria. De igual forma en nuestra Iglesia hoy debemos encontrar espacios para la solidaridad, la justicia y la fraternidad, organizándonos, compartiendo un camino sinodal, construyendo juntos y juntas una nueva sociedad, con la convicción que Dios y su misericordia siempre nos acompañan.

María Gloria Ladislao nos enfatiza acerca del profetismo en la Biblia y nos ayuda a visibilizar los personajes femeninos del profetismo y el papel tan importante que tuvieron durante el camino recorrido por el pueblo de Israel durante su peregrinación. El Espíritu de Dios sopla donde quiere y hace surgir profetas y profetizas de donde sea, aunque siempre hay gente que quiere “restringir” al Espíritu. Por eso tan importante la inclusión y la diversidad de enfoques en nuestra Iglesia. Esta diversidad de carismas, están evidenciados en los diferentes textos del Nuevo Testamento y también en la actualidad.

La hermana Altagracia nos dio testimonio de su participación como facilitadora en el Sínodo. Destaca la importancia de la ESCUCHA en el proceso sinodal, el abrir el oído al Espíritu que recoge el gemido de la humanidad. La Conversación del Espíritu requiere de escucha activa y recíproca. Conversar es convertirse a la alteridad, es una dinámica comunitaria, estando dispuestos a nuevas ideas, conceptos o experiencias, siendo una iglesia circular, donde todos importan y tienen voz.

Sin lugar a dudas, una semana de mucho provecho para todos.