Una Semilla de Esperanza en la Defensa de la Casa Común
“Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” Mateo 5, 9
Nosotras y nosotros, las 45 delegadas y delegados que participamos en el Encuentro Provincial de Solidaridad y Misión de los Misioneros Claretianos en Centroamérica, expresamos nuestro profundo dolor y consternación ante el asesinato de nuestro hermano Juan López, Delegado de la Palabra de la Diócesis de Trujillo, Honduras. Creemos firmemente que su vida entregada con generosidad y valentía a la defensa de la Casa Común lo convierte en un verdadero mártir, testigo fiel del Evangelio y defensor incansable de la creación de Dios.
Repudiamos con firmeza este acto de violencia que intenta silenciar a quienes cuidan de nuestra tierra y defienden la dignidad humana. La pérdida de nuestro hermano Juan López es una herida profunda para su familia, su comunidad y para toda la Iglesia, que sigue comprometida con la justicia, la paz y el cuidado del medio ambiente.
Nos solidarizamos con la familia de Juan, sus seres queridos, y con toda la Iglesia de Honduras, asegurándoles nuestra oración y cercanía en estos momentos de sufrimiento. Reconocemos el sacrificio de Juan como un testimonio de fe que nos impulsa a seguir adelante en la misión de construir un mundo más justo y fraterno, donde la defensa de la vida y de la creación no sea motivo de persecución.
Juan, al igual que Jesús y nuestro fundador San Antonio María Claret, vivió entregándose por la causa del Reino y siendo una voz profética en defensa de los más vulnerables. Su vida es una luz que ilumina nuestro compromiso social desde el carisma claretiano, que nos llama a ser promotores de justicia y defensores de la Casa Común. Su testimonio nos desafía a no ceder al miedo, sino a continuar con esperanza, confiando en que nuestra misión es parte del sueño de Dios para toda la humanidad.
Exhortamos a nuestras comunidades y a la sociedad en general a no ceder al miedo, sino a continuar con esperanza en la defensa de la Casa Común y de los derechos de los más vulnerables. Que el testimonio de Juan, mártir de la Casa Común, nos motive a redoblar nuestros esfuerzos en la construcción del Reino de Dios, donde reine la justicia, la paz y el respeto por toda la creación.
Que el Dios de la vida, el Dios de la justicia y la esperanza, acompañe a la familia de Juan y a todas las personas que, como él, entregan su vida en servicio del Evangelio de la Vida y del bien común.
En Guatemala, al finalizar nuestro Encuentro de Solidaridad y Misión, viernes, 27 de septiembre de 2024.