Por: Jesús JC.
Ciudad de Panamá, Panamá
02.6.2024

     Por segundo año consecutivo, el Santuario Nacional del Corazón de María, con la colaboración de todas las pastorales, grupos y movimientos, realizó la celebración de la solemnidad del Corpus Christi, introduciendo en la misma las tradiciones y costumbres de los pueblos del interior del país.

Estas tradiciones entre muchas que se hacen en nuestros pueblos consisten en la confección de alfombras que pueden ser hechas de diferentes elementos naturales, como lo son pétalos de flores, aserrín, semillas y sal. La sal al igual que el aserrín se tiñen para poder darle vida y color a los diseños que representan diferentes símbolos de nuestra fe cristiana.

Era la mañana del domingo 2 de junio, un clima caluroso pero un cielo despejado, a diferencia de los días anteriores, pareciera que todo hubiera estado planeado para la gran celebración. Son las 9:00 de la mañana y los fieles ya están preparados, algunos pernoctaron en el Capilla de Fátima acompañando al Señor Jesús Sacramentado.

9:15 am el Santísimo Sacramento inicia su recorrido en la custodia llevada por el P. Freddy Ramírez, cmf, párroco del Santuario Nacional, pasando por las hermosas alfombras y haciendo un alto en los diferentes altares, que son un gesto de fe y creatividad de parte de cada una de las manos que participaron en la confección de esas obras de arte, que a la vez son manos que contribuyeron a expresar el amor y la devoción hacia la celebración de la Eucaristía, donde con cada elemento natural utilizado fue formando un hermoso tapiz como lo efímero de la belleza de la vida, pero dando la importancia de honrar la presencia de Cristo en la Eucaristía.

La procesión continuó su recorrido por las 9 alfombras y altares, acompañados de dos diablicos sucios, personajes característicos del folklore panameño y que acompañan la fiesta del Corpus Christi, como una pantomima especial sobre acecho del diablo hacia las almas puras.

Una vez finalizada la procesión, inició la Eucaristía Solemne en el templo, una celebración en la cual se guardó cada detalle para que esta gran fiesta fuera todo un momento especial, desde cada elemento de nuestra liturgia, hasta los cantos interpretados por el coro.

Sin duda la solemnidad del Corpus Christi, nos permite revivir el clima intenso de la última Cena y nos conduce a lo que es fundamental en nuestra vida y misión como cristianos, “la fuente y el culmen de toda evangelización”: la Sagrada Eucaristía.