San Salvador, El Salvador; 13 de junio 2023.
Por: Carmen Rosa Pacas de Nóchez.
Siempre he tenido la bendición de Dios y el abrazo generoso del dulce Corazón de María, esa cercanía ha hecho siempre posible vivir junto a mi esposo Rolando, a quien amo. Desde 1979 a la fecha son 44 años de matrimonio, con más altos que bajos, procreamos tres hijos de los que vivimos orgullosos y agradecidos con el Creador, son muy buenos hijos, cada uno ha formado su propio hogar incrementando el nuestro con la llegada de sus esposas a quienes amamos como hijas, haciéndome abuela de tres niñas y un niño; nunca creí que se podía amar de esta manera a los nietos. Pero, aun así, no se han desmembrado del núcleo al cual pertenecen en nuestro hogar.
Dios que es camino me ha visto siempre con amor preferencial y ha marcado mi horizonte, transformando mi vida con la necesidad de amar y servir sin olvidar agradecer a quien lo hace posible. Desde ahí mis caminos se abren y marcan la diferencia bajo el principio de la solidaridad, con fuerza y ternura como producto de la afortunada herencia recibida de mis amadas abuelas y tías, quienes, con su importante presencia, supieron inculcar en mi desarrollo desde niña, el amor y la valoración por la fe e ir en busca de aquel que necesite mi mano.
He tratado de expresar sencillamente lo que me permite reconocer, valorar y abrazar el don de nuestra familia con tanto amor, regalo de Dios en mi vida: el ser esposa, madre y abuela.