San José, Costa Rica, 12 de marzo de 2023.
Por: Gisselle Zamora, Centro Bíblico PQTV
La marginación de la mujer ha estado presente a lo largo de los siglos, producto de una sociedad patriarcal. Hemos sido destinadas a la sumisión, el anonimato y al conflicto, se nos ha visto como conflictivas e histéricas y en muchos casos como “objetos”, en todos los ambientes de la sociedad.
Con el paso del tiempo, las mujeres han ido abriendo brecha y recuperando sus voces que habían sido silenciadas, haciendo valer sus derechos como seres humanos. Esta realidad también se ve plasmada en la Biblia, seguir leyendo la Biblia desde una perspectiva opresora sería negar la acción salvadora de Dios en el Pueblo de Israel y en la actualidad, así como la práctica liberadora de Jesús-el Dios encarnado-que vino a instaurar el Reino en medio, por y desde los pobres.
Tanto la iglesia como la sociedad han ido comprendiendo que la identidad y el ser mujer pertenece a ese Dios que la creó a su imagen. Esta nueva conciencia va generando procesos de cambios acelerados, se van descubriendo nuevas perspectivas, otro modo de ser iglesia y de relacionarnos como seres humanos en el mundo, otra forma de ver la realidad y de leer la historia, puertas que han permanecido cerradas, se empiezan a abrir, aunque todavía falta mucho camino por andar.
La lectura de la Biblia en comunidad y partiendo de la realidad, tomando en cuenta los contextos de los textos, nos ha hecho recuperar ese sentido profético y liberador que posee la Palabra, que tiene que ser transformadora, liberadora, militante y redentora. El objetivo de la metodología utilizada en los talleres bíblicos es revelar a Dios hoy, actuando en el caminar de los pueblos. Por eso debemos mantener la Biblia al servicio de la vida, descubriendo cómo Dios se comunicó y se sigue comunicando y poniéndonos del lado de los “pequeños”, así como lo hizo Jesús, tomando una opción, con una actitud de servicio.
Esta forma de leer los textos, con otra mirada, nos muestra de manera delicada y sencilla muchos rostros de mujeres, que a pesar del sufrimiento y la oscuridad a la que fueron sometidas, son ahora capaces de participar y desarrollarse como personas con derechos en los diferentes espacios; desempeñando papeles importantes y generando vida en abundancia para ellas y para los demás.
Mujeres valientes, que han roto barreras, han defendido y rescatado la vida, allí donde estaba amenazada. Mujeres inteligentes y sabias, mujeres discípulas, profetizas, misioneras, portadoras de la Buena Noticia del Reino, como la Samaritana.
Esta forma de leer los textos y hacerlos vida, es una nueva manera de comprender a Dios y la forma en que nos habita y sobrepasa. Nos ayuda a creer que es posible construir nuevas relaciones de equidad, respeto, reciprocidad, escucha y diálogo entre hombres y mujeres, entre laicos, laicas y sacerdotes, religiosos, como nos lo pide el Papa Francisco en su invitación a vivir en forma sinodal, donde todos y todas caminemos juntos.