Día 2: 27 de septiembre 2016

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La dinámica del encuentro nos situa hoy en el ver la realidad. Para ello, en vista de la diversidad de pueblos y realidades, nos agrupan para trabajos según regiones: Amazonía, Cono Sur, Caribe (donde ubican a Costa Rica, Colombia, Venezuela y Panamá), Mesoamérica (México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras), CLAI (ubicaron a Honduras y Nicaragua, pues representaban grupos evangélicos). Nuestro grupo de Mesoamérica, a su vez, se subdividió por países debido a que el grupo es de más de cien personas.

Se compartió el resultado de un trabajo preparativo al encuentro. Se respondía a la pregunta: ¿cómo la palabra de nuestros antepasados expresó adecuadamente su realidad y cómo hoy podemos expresar nuestra realidad?

Comienza así el proceso de comunicar la realidad, y se va reflexionando que los pueblos originarios fueron autosustentables y en armonía con la naturaleza, hubo un sistema social a favor de la vida y no la destruía, la racionalidad de los antecesores era justa y cuidadosa de los recursos para la vida de los que vendrían. El ritmo de vida y de la sociedad partía de la comunidad, la fomentaba, todo se entendía desde la comunidad.

Antes, para comunicarnos y asumir las luchas y la vida, nos comunicábamos por mitos y desde ellos nos entendíamos. Hoy toca aprovechar también el lenguaje de la sociedad envolvente y reconocer los códigos de comunicación en el entorno, pues el lenguaje de nuestros mitos no es entendido ni asumido por todos. Antes se podía ir a las montañas y refugiarse, mantener la cultura y mantener la vida alejados de los centros de poder y explotación. Hoy no funciona alejarse, pues las agresiones y los medios de explotación también llegan hasta las montañas; las transnacionales, el consumismo y las mineras también invaden hasta allá. Hay que presentar la palabra indígena que convoque la solidaridad entre los pueblos, un acercamiento a otros pueblos sin perder el lenguaje mítico. El lenguaje indígena es incluyente si se abre a otros códigos; es una palabra que convoca ya que sabe referirse a la realidad expresando los problemas que son comunes a todos los pueblos. El lenguaje mítico debe abrirse hoy a ser expresado con los códigos comunicativos de la sociedad general.

El lenguaje de la Biblia puede ser un puente de comunicación con otros pueblos para lograr unidad en la lucha de los pueblos indígenas; también el uso de otros textos, como pronunciamientos de las Naciones Unidas. Esto ha generado una solidaridad mayor, logrando sintonía con luchas y lenguajes de otros pueblos. Hay que levantar la voz y llevarla al mundo.

Los valores de los antepasados expresaban su palabra ante la realidad que les envolvía. La palabra aborigen es historia, es vida, es danza, música, oración, canto.

Fue muy significativo ver que en las presentaciones de la realidad de los pueblos, la mayoría de los grupos presentaron mitos, cantos y danzas. La palabra sabia que explica la realidad desde la cosmovisión de los pueblos y el lenguaje del arte, no nos dejan indiferentes y nos invitan a asumir los retos de la sociedad actual y convocan a la unidad, sin detenernos en las barreras de los idiomas o diferencias culturales. La palabra de la comunidad se expresó en las danzas con sus ritmos, guías, contactos.

La palabra de los pueblos originarios requiere además de la comunidad. La fuerza de la palabra está en el diálogo de la comunidad. La palabra está viva en la comunidad. Hoy se pueden usar medios modernos para transmitir la palabra de los pueblos indígenas, pero esta no puede presentarse sin el pueblo que la pronuncia.

Los signos y símbolos de los pueblos originarios son palabras, hablan y acercan a la gente y son también expresión del Espíritu. Dios nos habla plenamente desde la belleza, misterios y la vida de los pueblos, desde lo sagrado de la sabiduría de los pueblos originarios y sus experiencias históricas.

La palabra de los pueblos originarios hay que oírla con el corazón, no con la mente y la lógica occidental. Por eso hay tanta discriminación, pues no se entiende al indígena, se le asume desde valores y categorías que le anulan, y si les trata desde una sensibilidad que no le reconoce diferente, se le hace callar y además se le reclama porque no se da a entender. Gracias a Dios, ha habido no indígenas que han sabido conectar con esta sensibilidad de los pueblos originarios y han aprendido a escuchar a los demás desde el corazón.

Un momento significativo de la jornada ha sido la oración de la tarde, que ha finalizado con el canto del Padre Nuestro, que cada participante entonó en su idioma: todo un Pentecostés…

Estoy aprovechando los espacios para aprender y conocer gente muy interesante, con experiencias y reflexiones que me son nuevas. La fuerza de tantos pueblos indígenas llena el espacio y se percibe una profunda presencia de Dios.

 

Día 3: 28 de septiembre 2016

img-20160927-wa0017En este tercer día de encuentro, y siguiendo la metodología de la teología latinoamericana, el encuentro se encamina a buscar la iluminación ante la realidad de los pueblos indígenas, discirniendo la realidad partiendo de la fe ancestral y cristiana. El esfuerzo era encontrar los medios para compartir la sabiduría teológica con que nuestros pueblos pudieron discernir en el pasado la realidad de entonces y que hoy nos sirven para encontrar el designio de Dios. El trabajo se volvió realizar según zonas.

La sensibilidad de los abuelos y abuelas ante la realidad y Dios, parte de su contemplación de la creación, de la interpretación de los eclipses, la lluvia, las siembras, de las formas de engendrar un niño, etc. Se demostraba esta relación con lo divino amando todo lo creado, se hacía experiencia de unidad con la vida toda. Había armonía y la familia, como la comunidad, eran el espacio donde se gestaba esta conexión con Dios y la vida. Todo se enentdía como presencia y conexión con Dios, no había separación de realidades sagradas y otras no. Esta era un fe activa y agradecida, expresada también en una infinidad de expresiones artísticas, oraciones, ceremonias, danzas, cantos, ofrendas. Se le pedía permiso a la tierra para ser cultivada, se hacía la bendición de las semillas, se besaba e incensiaba el cielo. Los guías espirituales eran muy apreciados. Se tenía una especial consideración a los débiles, sensibilidad muy presente en los mitos.

El cuidado de la tierra y de la vida era una expresión muy significativa de la sabiduría del pueblo; una alianza con la tierra que exigía una manera transformada de ser persona y un conocimiento profundo de la naturaleza. En esta relación con la tierra se iba desarrollando una especial relación con los ancestros y con Dios en su acción materna de dar vida cada día.

El rescate de toda esta sabiduría y estilo de vida es una palabra que es necesario que se comparta con toda la humanidad, pues todos los pueblos del mundo necesitan reencontrar esta conexión. Los pueblos indígenas tienen un aporte de conocimiento y sabiduría que otros pueblos necesitan, que el mundo necesita. Se hace significativo ver cómo en un mundo moderno que se identifica con el individualismo y el consumismo, necesita ver esta vida alternativa de los pueblos indígenas que, cuando es genuina, tiende siempre a cuidar la vida y lo hace desde una sabiduría que es viva y abierta a los pueblos. En otras regiones el conocimiento es algo que se presenta en libros y se valora según sean citados estos libros por otros pensadores. Acá vemos un conocimiento diferente, un saber que tiene otras expresiones y medios para hablarnos de los profundo de la vida y de la relación de los seres humanos, individual y colectivamente, con la tierra, la vida, el cosmos y Dios.

En las diferentes presentaciones que se hicieron durante la tarde, según regiones y expresando diferentes mitos y danzas, expresiones de ceremonias ancestrales que transmiten la relación de los pueblos con Dios y con la vida, se podría ir entendiendo como una camino en cruz, que parte desde un buscar en las raíces de los pueblos la fuerza de la palabra de los ancianos y quiere desplegarse hacia el futuro en un camino ascendente hacia la utopía, el esfuerzo colectivo por un mundo mejor; y en un camino horizontal hacia todos los pueblos, hacia los hermanos y hermanas del mundo, un abrirse para compartir y recibir lo que todos tenemos para encontrarnos con Dios y potenciar la vida que nos regala, sin exclusión ni opresión contra nadie.

La experiencia es enriquecedora para nuestro servicio misionero de la Palabra como claretianos, pues nos hace contemplar y acoger a Dios y la vida en la palabra de nuestros pueblos originarios. Una palabra que se expresa en la historia, las luchas, mitos, medicina, conocimientos y el arte, y nos invita a solidarizarnos, a hacer alianza y caminar juntos por un mundo mejor.

Les dejo este texto del Popol Vuh que desarrolla un modelo de sociedad, un deseo ancestral de la vida para el pueblo que ansiaban los abuelos y abuelas. Se desarrolla antes de la migración de los pueblos a otras zonas, antes de la marcha hacia una nueva tierra, siendo esta la última oración de todo el libro.

 

Oración de los abuelos y abuelas

“Que amanezca,
tú de los cinco días, tú, Jun Raqan,
tú, Corazón del cielo y de la tierra!
Tú, proveedor de la abundancia y del alimento,
tú, dador de hijas e hijos.

Desparrama, deja caer
lo que es verde, lo que es maduro.

Concédeles vida y desarrollo
a nuestras hijas, a nuestros hijos.
Que se multipliquen, que crezcan
los que te sostengan, los que te guarden,
los que te invoquen
en los caminos, en las veredas;
en los ríos, en los barrancos;
debajo de los árboles, debajo de los bejucos.
Dales sus hijas, sus hijos.

Que no haya culpa, prisión,
vergüenza, desastre .
Que nadie los engañe detrás, ni delante.
Que no caigan, que no se hieran,
que no sean abusados, que no sean condenados por la justicia.
Que no caigan en la bajada del camino, en la subida del camino.
Que no haya golpes,
ni tropiezo detrás, ni delante de ellos.

Ubícalos
en el camino verde, en la vereda verde.
Que no tengan culpa, ni prisión,
no te escondas, no los maldigas.
Que sea buena la existencia
de los que te dan sustento, de los que proveen en tu boca y en tu presencia.

Tú, Corazón del cielo. Tú, Corazón de la tierra, tú, Envoltorio Sagrado,
tú, también, Tojil, Awilix, Jaqawitz.
Bóveda del cielo, superficie de la tierra;
las cuatro esquinas, los cuatro lados!

¡Que sólo haya claridad,
que sólo haya paz
ante tu boca, ante tu presencia,
tú, divinidad!”

(popol Vuh, traducción de Sam 2008: 209 -212)