Por: Jessica M. Domínguez D.
Ciudad de Panamá, Panamá
14.1.2025
Según informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en la actualidad hay más de 250 millones de niños y jóvenes no están escolarizados y no porque no quieran, sino que las guerras, la pobreza y las migraciones le han robado esa oportunidad. ¡esto es una catástrofe mundial!
En muchos países en guerra, la educación se ve gravemente afectada. Los niños se ven obligados a abandonar la escuela, ya sea por el desplazamiento forzoso, el cierre de instituciones educativas debido a los conflictos o la escasez de recursos. Esta situación no solo les priva de la oportunidad de adquirir conocimientos, sino que también pone en riesgo su desarrollo emocional y psicológico. Sin una educación adecuada, los niños de estas regiones enfrentan un futuro incierto, con menos posibilidades de acceder a empleos dignos y contribuir al desarrollo de su comunidad.
En contraste, los países desarrollados, que gozan de estabilidad y recursos, están aprovechando los avances tecnológicos para transformar la educación. La inteligencia artificial y otras herramientas tecnológicas están haciendo posible un aprendizaje más personalizado, inclusivo y accesible. Además, se da mayor énfasis al desarrollo de la inteligencia emocional, que juega un papel crucial en la formación integral de los estudiantes. Estos avances permiten una educación más completa, que no solo transmite conocimientos, sino que también fomenta el bienestar y la resiliencia emocional.
El Papa Francisco, en varios mensajes, ha subrayado la importancia del derecho a la educación para todos los niños del mundo. Ha destacado que la educación es un derecho fundamental que debe ser accesible para todos, independientemente de las circunstancias. En un mundo marcado por desigualdades, la educación es la herramienta clave para romper el ciclo de la pobreza y la violencia, permitiendo a los niños tener un futuro lleno de esperanza.
En este mes de enero, el Papa Francisco lo ha dejado muy claro en su intención de oración: “Por el derecho a la educación”, al pedir que se respeten los derechos a la educación de los migrantes, refugiados y afectados por las guerras. Señala el pontífice que no es un privilegio, es un derecho. Da igual de dónde vengas o cuál sea tu historia, todos merecen aprender y soñar con un futuro mejor.
Así que no miremos para otro lado, recemos, actuemos y hagamos ruido. Porque cuando un niño tiene acceso a la educación, todo cambia, el mundo cambia.