Domingo 2 de mayo de 2021
5º Domingo de Pascua
San Juan 15,1-8: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador”.
Queridos hermanos y hermanas, saludos cordiales, deseándoles paz y unión en sus hogares.
En el evangelio de San Juan que hoy se proclama, Jesús, a través de una sencilla metáfora tomada de la agricultura, nos explica qué tipo relación que debe existir entre Él y nosotros, como sus discípulos seguidores. Ya los profetas del Antiguo Testamento solían representar al pueblo Israel como una viña plantada y custodiada por Dios con amor. El Señor retoma esta imagen para recordarnos que nuestra experiencia de fe siempre debe “dar fruto”, es decir debe estar ligada siempre a la conversión y a la práctica del amor con el prójimo. Nuestra relación con Dios es purificadora y nos libera de nuestro egoísmo para llevarnos al encuentro de la realidad de los demás. Dios “poda” y “arranca” para que avancemos en nuestra madurez cristiana.
Sin Dios nuestra vida no prospera. Por ello, Jesús nos invita a estar en comunión constante con Él para que nos manifestemos ante el mundo como verdaderos discípulos suyos. El fundamento de nuestra vida está en el Señor, y nada de nuestra vida le es indiferente. Dios acompaña nuestros pasos, nos tiende su mano en nuestra necesidad y nos ofrece el bálsamo de la alegría cuando permanecemos en Él.
¿Cómo crecer en la comunión con Dios en nuestros hogares?
– Abriendo espacios para el perdón recíproco entre los miembros de la familia. Que nadie se vaya a descansar sin haberse reconciliado con sus seres queridos.
– Teniendo espacios de oración común, de meditación de la Palabra y de crecimiento en la fe.
– Participando juntos en la celebración eucarística.
– Comprometiéndonos en la práctica de la justicia y la solidaridad en nuestra comunidad.
– Siendo personas de bien, sin tacha, comprometidos con la transparencia de nuestros trabajos, estudios y apostolados.
– En definitiva, actuando conforme al Espíritu de Jesús en todo momento, para gloria de su Padre.
Permitamos que Dios toque el alma de nuestra familia y nos una cada vez más a Él. Este es el tiempo oportuno.
Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.