Ciudad Peronia, Guatemala; 15 de junio de 2023.
Por: Donaciano Alarcón Valdes, cmf


Partimos de las comidas de Jesús durante su vida pública 1 y continuamos por la noche antes de su muerte, en la que adelantó la celebración de la Pascua judía: Hagan esto en memoria mía, 2 luego pasamos por la vida de las primeras comunidades cristianas en la Fracción del Pan, 3 para percatarnos que no es mera casualidad, la Institución de la Eucaristía: Es el mismo Jesús que se da en Comida Verdadera, y en la intimidad de ese Banquete, quiere hacer perpetuo su proyecto de amor.

Podríamos citar infinidades de textos primitivos y actuales 4 sobre la Eucaristía, para darnos cuenta el papel importantísimo que jugó este Sagrado Banquete a lo largo de nuestra historia de fe 5 , pero tendría que bastarnos la presencia de este Sacramento, en el contexto de las actuales comunidades cristianas, aún con el riesgo de convertirse en mero rito y haber perdido un poco ese carácter celebrativo y de encuentro con el Dios de la vida, que no ha dejado de ser garante de nuestra vocación a la fraternidad perpetua. El milagro Eucarístico de Bolsena 6 dejó una impronta significativa, en la historia de la Iglesia, la cual motiva a la adoración constante de Jesús Eucaristía, que sigue convocando en torno a Él, para celebrar el amor.

1 Mc 2,14-17 (con los Recaudadores de Impuestos), Lc 19,1-10 (en la Hospitalidad de Zaqueo), Lc. 7, 36-50 (Invitado a comer a la casa de Simón el fariseo), Lc 10,7 (cuando recomienda a sus Apóstoles comer de lo que les den).

2 Lc. 22,19

3 Hch. 2,42

4 Nuestro Salvador, en la última cena, la noche que le traicionaban, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz, y a confiar así a su Esposa la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección: Sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad. Concilio Vaticano II, Constitución “Sacrosanctum Concilium” núm. 47

5 … El pan de Dios quiero, que es la carne de Jesucristo, el del linaje de David, y por bebida quiero la sangre de él, la cual es caridad incorruptible. Solano (ed.), Textos eucarísticos primitivos 1, núm. 73 Reunidos cada día del Señor, romped el pan y dad gracias, … Porque éste es el sacrificio del que dijo el Señor: En todo lugar y en todo tiempo se me ofrece un sacrificio puro, porque yo soy rey grande, dice el Señor, y mi Nombre es admirable entre las naciones.” Didaché núm. 14, 1-3
El día 26 de agosto de 1861, hallándome en oración en la iglesia del Rosario de La Granja, a las siete de la tarde, el Señor me concedió la gracia grande de la conservación de las especies sacramentales, y tener siempre día y noche el Santísimo Sacramento en mi pecho. Desde entonces debía estar con mucho más devoción y recogimiento interior. Autobiografía, núm. 694.

6 Fue en el siglo XIII, en Bolsena, Italia, cuando mientras celebraba la Misa el padre Pedro de Praga, preso de incredulidad verso la Eucaristía, el corporal donde se colocaban las Sagradas formas recibió unas gotas de Sangre, sin saber la procedencia. El papa Urbano IV, impactado por este suceso, publicó la bula Transiturus (8 sept. 1264), con la que ordenó se celebrara la Solemnidad del Corpus Christi en toda la Iglesia, el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad en el año 1264, dándole más solemnidad el Papa Juan XXII y Clemente V (procesión del Corpus Christi.