Domingo 21 de mayo de 2017
6º Domingo de Pascua
San Juan 14, 15-21: “Si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos”.

Queridos hermanos y hermanas, saludos cordiales. Un nuevo domingo nos llega para celebrar la vida en familia y agradecer los muchos regalos que el Señor nos da cada día.

Continuamos celebrando la Pascua y la liturgia nos sumerge en el discurso de despedida en la última cena que nos narra el Evangelio de San Juan. Se trata de un momento crucial en el que Jesús, después de lavar los pies a sus discípulos, les ofrece su testamento vital y sus sentimientos más profundos. El fragmento de hoy está cargado de promesas para los que le amamos y guardamos sus mandamientos (v.15). Veamos:

1. “Yo rogaré al Padre y les dará otro Defensor que permanecerá siempre con ustedes, el Espíritu de Verdad” (vv.16-17).
El mayor don del Resucitado es el don del Espíritu Santo, por el cual la Iglesia continúa en el mundo la obra de salvación anunciando el Reino de Dios. Nuestra Iglesia, nuestra fe, nuestras familias no van a la deriva en el mar de la historia, sino guiadas por el viento vivo del Espíritu de la Verdad. Jesús ruega constantemente al Padre por nosotros.

2. “No los dejaré huérfanos, sino que volveré a ustedes” (v.18).
Jesús permanece con nosotros en su Palabra, en sus Sacramentos, en la misión de cada día, en nuestros esfuerzos por ser mejores cristianos, en el rostro de los pobres y de los que sufren.

3. “Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes me verán” (v.19).
Por el bautismo participamos en la resurrección del Señor. En este primer sacramento se nos da la luz para ver al Señor con los ojos de la fe. Vemos la realidad y tomamos posición ante ella con la mirada del resucitado.

4. “Yo vivo y ustedes también vivirán” (v.19).
Nuestro destino no es la tumba sino la eternidad. Los que creemos en Cristo participamos desde nuestro bautismo en ese “hoy” que nunca acaba, en el “hoy” de la salvación que se ofrece a todos.

5. “Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre y ustedes están en mí y yo en ustedes” (v.20).
Jesús nos promete llevarnos a la comunión plena en el amor, donde ya no hay egoísmos, divisiones, ni discordias. Seremos uno con Dios en el amor.

6. “El que me ama a mí será amado por mi Padre” (v.21).
El resucitado nos llevará a la comprensión del misterio amor divino, que no se define con palabras o teorías sino en compasión para todos, al estilo del padre misericordioso que perdonó y acogió al hijo pródigo.

7. “Y yo también lo amaré y me manifestaré a él” (v.21).
Jesús resucitado nos ofrece también el amor y la revelación de su ser. Nuestras carencias y heridas serán sanadas en lo hondo del corazón de Cristo.

Permitámosle al Señor que actúe en nuestra vida. Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente,

P. Freddy Ramírez, cmf.