Jueves 9 de febrero de 2018

Se comenzó el cuarto y último día del Encuentro con la oración matinal coordinada por los misioneros de El Salvador. En ella se hizo memoria del sacerdote jesuita y mártir salvadoreño Rutilio Grande, con el telón de fondo de su homilía del 13 de febrero de 1977, pronunciada en Apopa, Parroquia de Aguilares, en respuesta al hostigamiento y expulsión del jesuita Mario Bernal por parte del gobierno salvadoreño. Su martirio sigue presente en la memoria del pueblo salvadoreño e inspira la entrega radical en la misión.

Las sesiones fueron moderadas por el P. Jeremías Lemus. Se inició con la lectura de la crónica del día anterior.

Hicieron su presentación el Ecónomo Provincial, P. Eladio Rodríguez; el Procurador, P. Julio Arváez y el director de SICA, P. Félix de Lama. Los temas que destacaron fueron la economía provincial, el nuevo edificio de la curia en Panamá, los presupuestos comunitarios y parroquiales, la gestión de proyectos para las misiones y la financiación del próximo Encuentro de la Familia Claretiana en la JMJ Panamá 2019.

Por la tarde se hicieron grupos para plasmar los compromisos del año en base a las 5 tareas que deben impulsar los superiores: las personas, la comunidad, la comunicación y la administración. En la plenaria se presentaron los aportes de cada grupo y se hicieron preguntas al Gobierno Provincial y los secretarios sobre temas varios. También se hizo una evaluación muy positiva del Encuentro.

Se concluyó el Encuentro con una celebración eucarística presidida por el P. Provincial Ismael Montero. Con base el evangelio de la sanación de la sanación de la hija de la sirofenicia exhortó a los superiores a dejar los temores y abrirse a la gracia nueva que viene de Jesús, así como la mujer que se puso en camino para buscar la liberación de su hija de los espíritus de este mundo. La tarea de un buen superior es poner a Dios misericordioso en medio de las dificultades, presente en las relaciones y la vida de la comunidad misionera.

La Eucaristía estuvo acompañada por un nutrido grupo de seglares y familiares claretianos que comparten la misión en San José, Costa Rica.

Después de la cena hubo un brindis fraterno, y todos fueron a su descanso para salir de viaje mañana viernes con destino a sus casas misioneras.