Radio Vaticano ha publicado el día de hoy, viernes 11 de septiembre, las palabras del Papa Francisco dirigidas en audiencia a los Misioneros Claretianos.

Tomado de http://es.radiovaticana.va/news

(RV).- El Papa Francisco recibió en audiencia a los misioneros claretianos encabezados por el nuevo superior general, Padre Matew Vattamattan, en el marco de su XXV capítulo general, en el que han reflexionado sobre la misión de ser testigos y mensajeros. Ha sido un encuentro marcado por la fraternidad y cordialidad del Santo Padre con sus huéspedes, los queridos misioneros claretianos, como dijo en su saludo.

En particular se vivió un momento de profunda emoción cuando el superior general, recordó  que  San Antonio María Claret fue arzobispo misionero en Cuba y encomendó a su fundador el próximo viaje apostólico del Papa.

Expresando su agradecimiento, el Santo Padre dijo que les iba a entregar el discurso preparado, improvisando unas palabras de su corazón.

Adorar, caminar y acompañar, fueron las tres palabras que el Papa destacó hablando del apostolado misionero claretiano

Adorar: nosotros en el mundo de la eficiencia hemos perdido el sentido de la adoración, incluso en la oración, señaló el Obispo de Roma, haciendo hincapié en la importancia de «ese perder tiempo sin pedir, sin agradecer, incluso sin alabar, solamente adorar, con el alma postrada»

Caminar: Dios no puede adorarse a sí mismo, pero Dios quiso caminar, no quiso estar quieto

Desde el primer momento caminó con su pueblo, reiteró también el Santo Padre, alentando a ir a las fronteras de todo tipo, incluso las del pensamiento… porque el que está quieto, el que no se mueve se corrompe, como el agua.

Acompañar, no caminar solo, sin acompañar al pueblo porque Dios caminó acompañando

Como hizo Jesús con los que escapaban de Jerusalén a Emaús. Se les puso al lado y acompañó todo un proceso, hasta que ese corazón frío se volvió a calentar y ardía.

“Acompañar los momentos de alegría, acompañar la felicidad de los matrimonios, de las familias. Acompañar los momentos duros, los momentos de cruz, los momentos de pecado. Jesús no le tenía miedo a los pecadores, los buscaba. … Acompañar a la gente, acompañar  tantos deseos que el Señor siembra en el corazón, dejarlos que crezcan bien”

(CdM – RV)